Imagen de una calle comercial de Palma. | Redacción Local

TW
0

El 90 % de las tiendas que han participado en la campaña de bonos de descuento para el pequeño comercio del Govern los agotaron en la primera mañana, ha informado la patronal PIMEM-Comerç en un comunicado en el que se muestra «satisfecha» con la respuesta a esta iniciativa de estímulo comercial. El presidente de PIMEM-Comerç, Miquel Àngel Mateu, asegura que las informaciones que tienen de los asociados de la Part Forana indican que «entre tres y cinco horas, ya se habían agotado los bonos del Govern».

Mateu mantiene que sería bueno estudiar el consumo que se limitara la cantidad a un bono por empresa y cliente, para que «se pudieran repartir mejor los bonos y obligara a gastar en más puntos de venta». Ha recordado que este año se han ampliado el tipo de negocios que han podido participar y solo han correspondido 97 bonos para cada empresa, hecho que justifica el rápido agotamiento de éstos.

El vicepresidente de la patronal, Miquel Àngel Salvà, ha apuntado que en el caso de Palma, los bonos del ayuntamiento y los del Govern se agotaron en una media de cuatro horas. El único pero de la patronal a esta iniciativa es precisamente «la concentración en el tiempo que ha vivido la campaña», por lo que piden estudiar la posibilidad de poder gestionar los bonos en un más tiempo y evitar así «verdaderas horas de locura en ventas» y una posterior vuelta rápida a la normalidad. Salvà apunta que «los bonos son una gran idea, pero hay que buscar la fórmula para que puedan darse de manera más escalonada, aunque es difícil prever la reacción del consumidor».

Por otro lado, los comercios experimentan una fuerte bajada en la venta de ropa de invierno en comparación a otros años, debido sobre todo estas altas temperaturas que se están dando a medianos de octubre. PIMEM-Comerç asegura que preocupa el paso del tiempo con el género en los mostradores y sin posibilidad de poderle darle salida y más sabiendo la fecha de caducidad que tienen estos productos. Mateu asegura que «la gente no quiere probarse nada, simplemente el tiempo no acompaña y eso repercute de manera directa en las ventas».

Miquel Àngel Salvà matiza que, por el momento, «las ventas de prendas de invierno han corrido a cargo del turista que se lo lleva a su país, pero el consumidor residente hasta que no hace frío no compra». Salvà ha recordado que el año pasado hubo unas semanas de frío durante el mes de octubre que fueron suficiente para animar las ventas, aunque sólo fuera temporalmente ya que después las temperaturas volvieron a subir.