Extranjeros mirando una inmobiliaria | Isaac Pons de Rosa

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Un helicóptero aterriza en un terreno del Pla de Mallorca y la propietaria sale asustada para ver qué pasa. Un americano baja de la aeronave y dice resuelto: «Me gusta esta casa, te la compro». La señora responde con un contundente «te doy 30 segundos para que salgas de aquí o saco la escopeta y disparo al depósito de gasolina». Es un caso extremo, pero es cierto que se ha notado ciertas tácticas agresivas en según que inmobiliarias y que se repite entre propietarios de la Isla, ya sean de grandes possessions de Fora Vila, en casas de pueblo o en pisos en coquetos rincones de Palma.

Ante la demanda brutal por la vivienda en Mallorca, algunos profesionales han optado por tácticas de captación muy activas, ya sea desde el típico prospecto en el que anuncian que buscan viviendas, con incentivos a aquel que lleve a un propietario interesado en vender o incluso la llamada a puerta fría, lo que descoloca a muchos propietarios. Ya que no hay carteles de Se Vende, se busca la oferta bajo las piedras.

«El buzoneo para captar vivienda es un gancho para captar vivienda. Tienen compradores, hay mucha demanda y por eso hacen estas campañas», advierte José Miguel Artieda, presidente del Colegio de Agentes Inmobiliarios de Balears. «También hay sociedades, pequeños grupos de inversores que se juntan y reúnen 300.000 euros, compran un piso y tras hacer una pequeña inversión de unos 15.000 euros, lo ponen a la venta logrando un 8 por ciento de rentabilidad», afirma. El presidente de los APIs explica que «tengo en el cajón nosecuantas peticiones de vivienda para alquilar pero los propietarios piden cada ve más garantías».

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Natalia Bueno, vicepresidenta de los APIs, es categórica: «Lo que pasa en Eivissa pasará aquí. Y allí ya tenemos agentes inmobiliarios que hacen negocios en discotecas. Esto es la jungla. Hay un desgaste en el colectivo porque se ha liberalizado la profesión e incluso hay personal shoppers sin titulación. Al final van a cerrar inmobiliarias».

«Compramos al contado pisos vacíos o alquilados, partes indivisas. También resolvemos herencias, dudas, dificultades económicas con su vivienda». En Inmogestión, con una sólida experiencia a sus espaldas, buscan vivienda. «Hay demanda pero se nota que se ha tranquilizado el pasado trimestre. La mayoría de los anuncios que vemos en los portales están hinchados un 30 por ciento: la gente ve el piso del vecino por 230.000 euros y él lo pone a 250.000 euros. Y no se venden», dice Tito Moure, administrador de Inmogestión, que no duda en calificar los precios que se piden como «un disparate».

Autocaravanas
Alternativa | Dado que los trabajadores no encuentran vivienda, la opción elegida por algunos es vivir en una autocaravana. Foto: Cati Cladera/EFE

Resignación

En Sóller tampoco es extraño que los residentes se encuentren con interesados en comprar sus viviendas. «Cuando se hereda y hay hermanos para repartir, con las actuales tasaciones es imposible comprar la otra parte», dice un solleric, que ha visto como un amigo suyo ha vendido la casa familiar por 1,8 millones. Una empresa promotora extranjera la ha rehabilitado y ahora se vende por siete. «Tengo claro que mis hijos no podrán vivir en Sóller», dice con resignación.

Realidad

«Con la demanda tan exagerada tras la pandemia, los precios han subido un 20 por ciento», dice Hans Lenz, presidente de ABINI, que cita cifras del Colegio de Registradores. Sin embargo, «en el primer trimestre de este año las ventas sobre todo a clientes internacionales han caído un 30 por ciento», mientras que en otras comunidades sigue subiendo. «La percepción de que los extranjeros compran cualquier vivienda no es real. Es un momento de cambio y los propietarios tendrán que ajustar sus expectativas», dice Lenz.