La doctora Belén Castell, directora médico del Instituto de Fertilidad y coordinadora de la Unidad de Reproducción de Son Espases.

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Las donaciones de óvulos se han incrementado en Baleares y en algunos casos el motivo es para conseguir un dinero extra. Aunque no se puede pagar por esta práctica porque la ley lo prohíbe, sí está permitido abonar una compensación económica, que ronda los 1.000 euros. Sin embargo, no todas las mujeres que quieren hacerlo pueden, ya que hay que cumplir una serie de requisitos. La doctora Belén Castell, directora médico del Instituto de Fertilidad y coordinadora de la Unidad de Reproducción de Son Espases, explica que el primer condicionante que se exige es tener entre 18 y 34 años. Además, se debe tener una función ovárica normal, no padecer malformaciones, enfermedades genéticas o congénitas ni hereditarias.

Los familiares próximos tampoco pueden padecer estas enfermedades, por lo que las personas adoptadas no pueden ser donantes. También se requiere un estudio negativo para enfermedades de transmisión sexual: Sida, hepatitis B y C y sífilis. También se necesita estar física y mentalmente sana. Se considerará positivo que la donante ya haya sido madre con anterioridad, pero no debe tener más de 6 descendientes en el territorio español.

Cabe destacar que las mujeres que donan óvulos tiene garantizado el anonimato. Además, la receptora no sabrá nunca quién se lo ha donado. Lo que sí se hace es buscar que la donante y la receptora tengan la mayor similitud fenotípica e inmunológica posible. De este modo, tienen que ser de la misma raza y la mayor similitud posible respecto al color de piel, del pelo, ojos, altura y compatibilidad con el grupo sanguíneo.

¿Qué tratamientos se realizan?

La doctora pone como ejemplo que en el Instituto de Fertilidad se practica una exploración ginecológica, se descarta cualquier tipo de infección, tales como enfermedades de transmisión sexual (SIDA, hepatitis B o C, sífilis…). Además, se hace una hematología completa, un test psicológico, un estudio genético, un análisis de sangre y ecografías.

Si este estudio es favorable, se lleva a cabo una estimulación controlada de la ovulación con un tratamiento hormonal a partir de inyecciones subcutáneas; se realizan controles ecográficos y analíticos, tras los que se realiza la extracción de los óvulos mediante una ecografía vaginal con un sistema de punción-aspiración sin dejar ninguna marca, ni interna ni externa. Este proceso tiene una duración de 15 a 20 minutos bajo sedación, con la finalidad de evitar las molestias que pueda suponer. Una vez transcurridas dos horas, la donante será dada de alta y podrá volver a su casa. Hasta que hayan transcurrido tres meses, como mínimo, no se puede volver a donar.

La doctora resalta que se trata de un proceso poco doloroso, únicamente pueden sentirse las molestias similares a las que se sufren durante la menstruación o hinchazón abdominal puntual. Además, descarta que se reduzcan las posibilidades de embarazo de las donantes, ya que una mujer nace con una media de 2 millones de óvulos, y sólo va a ovular 400 ó 500 veces durante su vida reproductiva, a razón de un óvulo por mes. «En un ciclo mensual natural, el ovario recluta cientos de óvulos, y solo se seleccionan unos cuantos, de los cuales sólo uno llegará a ovular y el resto se pierden y eliminan. Las hormonas que se administran a la donante son iguales a las que controlan el ciclo natural menstrual, solo que con ellas conseguimos no perder todos los óvulos producidos que se perderían en un ciclo normal», apunta.