Por orden, Ionica Cozmuta, Ivan Milyan, Yosyf Milian, Sebastià Taltavull, Miguel Ambroz y Yurii Fedorenco.

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En el barrio de ses Cadenes de s’Arenal, la iglesia ucraniana de Mallorca se asoma desde una pequeña loma rodeada de edificios. Es el santuario para la comunidad greco-católica, conformada por más de 400 creyentes, desde hace ya dos décadas.

El pasado 1 de octubre, la iglesia celebró su aniversario en compañía del obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, quien se dirigió a los asistentes desde una postura de hermano y con su firme apoyo ante la guerra en Ucrania: «Desde el primer momento hemos querido daros apoyo. Y no hemos dejado de hacerlo. En cada misa hay un recuerdo y una plegaria por la gente que lo pasa mal y vuestros familiares que están ahí», confesó Taltavull.

La solemne ceremonia fue presidida por el obispo auxiliar de la archidiócesis de Kiev (Ucrania), Yosyf Milian; el diácono Marco Koberynco; el sacerdote ucraniano de la diócesis de Girona, Yurii Fedorenco; el sacerdote de la comunidad ucraniana de Mallorca, Ivan Milyan, y el sacerdote de la Iglesia greco-católica rumana, Ionica Cozmuta.

Todos juntos, rezaron por la paz y manifestaron su solidaridad con las familias afectadas residentes en la Isla y con los que padecen la guerra y las persecuciones. La ceremonia acabó en el exterior de la iglesia con la bendición del agua, que los asistentes pudieron llevarse a sus casas.