Ascen Mestre, presidenta de SOS Mamás, junto a un grupo de voluntarios de la fundación. | Jaume Morey

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Los jóvenes ya no quieren hacer voluntariados. En los últimos años, las entidades sociales de Mallorca están experimentando una caída descomunal de este perfil que, sin embargo, es muy necesario. Preocupa, en este sentido, el relevo generacional, ya que las personas mayores –sobre todo los jubilados– son el sostén de muchas oenegés y asociaciones. La impresión generalizada es que los jóvenes apenas representan un 20 % del total de voluntarios. Los pocos que llegan, sin embargo, lo hacen mediante dos vías: «Porque son ninis (ni trabajan ni estudian) y sus padres nos piden que les demos trabajo, o bien se acercan porque piensan que van a cobrar algo por ello», comentan entidades como Banc d’Aliments o el comedor social Zaqueo, entre otras.

«Es cierto que no tenemos muchos voluntarios jóvenes, aunque responden bien si tenemos alguna urgencia. Es un perfil que no es permanente. Por eso, habitualmente contamos con gente mayor», asegura a este periódico Paquita Pons, la responsable de Zaqueo. Sin embargo, esta entidad tiene la suerte de mantener un pequeño grupo que pasa por el comedor cada semana y dedica dos o tres horas –en total– a la causa social.

PALMA - NAVIDAD - Las colas del hambre no se detienen durante la Navidad más fría.Los comedores sociales Tardor y Zaqueo en P

No puede decir lo mismo el presidente del Banc d’Aliment, Raimundo de Montis. Su visión es realista, a la par que negativa: «La gente joven ya no se ve por aquí, aunque sí nos llegan ninis. Y de los pocos que hay, muchos vienen de intercambios de colegios de Francia». La media de edad del voluntariado, prosigue, «está en torno a los 50 años o más. Alguna vez sí hemos tenido algún que otro menor de treinta años, por ejemplo, pero porque se encontraba en el paro».

Ascen Maestre, presidenta de la Fundación SOS Mamás, que trabaja con madres sin recursos, corrobora lo que las otras entidades expresan: «De los 208 voluntarios que tenemos, unas 20 personas tendrán menos de 35 años». Suponen el 10 % del colectivo voluntario. También en su caso, la media de edad está por encima de los 50 años. «Una de las cosas que nos llamó la atención es que los más jóvenes piensan realmente que por un voluntariado se cobra. Pero sobre todo lo cree la gente extranjera», lamenta. Además, como el resto de entidades contactadas por Ultima Hora, SOS Mamás ha tenido, recientemente, una experiencia de un padre que «nos llamó para que le diésemos trabajo a su hijo». La presidenta de la entidad recuerda que un voluntariado «es un acto altruista» para ayudar a los que más lo necesitan.

«Una bofetada de realidad»

«Cuando un joven llega a una entidad social a colaborar recibe como una bofetada de realidad al ver que aquí no cobrará dinero. También llama la atención que muchos padres nos los envíen. Muchas veces creo que vienen obligados por ellos –los adultos–, no porque entiendan el valor de la voluntad», admite Carolina Senders, coordinadora del comedor social y banco de alimentos de Tardor.

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Como el Banc d’Aliments, Tardor también reciben a jóvenes procedentes de Francia que realizan una estancia de un mes. A nivel local, Carolina menciona que solo cuenta con dos personas menores de 50 años. Entre los perfiles, aparte de los que llegan «obligados» por los padres, otro cupo llega para realizar un trabajo en beneficio de la comunidad para evitar la prisión.

segunda edición de la campaña Ningún hogar sin alimentos

El voluntario joven está en crisis. Las ONG, entidades y asociaciones del tercer sector llaman a la colaboración y al compromiso. Temen que no haya relevo de nuevas generaciones.