Antoni Llabrés posa para este diario y destaca que la OCB ya tenga 4.141 socios. | Jaume Morey

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Antoni Llabrés (Palma, 1968), profesor titular de Derecho Penal especializado en Criminología, será con toda seguridad el nuevo presidente de la Obra Cultural Balear (OCB) después de que Joan Miralles dejara el cargo por motivos personales. Encabeza la única candidatura presentada que los socios votarán el 21 de febrero.

¿Cómo acaba un jurista de candidato a presidir la OCB?
Desde que tengo uso de razón me he sentido implicado en la defensa de la lengua y el país. En el segundo Congreso Internacional de la Llengua Catalana, en 1986, muchos de mi generación adquirimos este compromiso, al igual que en las primeras jornadas del Grup Blanquerna. Aunque esté especializado en derecho penal, tengo publicaciones sobre derecho lingüístico.

¿Por qué da ahora el paso?
Siempre me he mantenido más cómodo en segunda fila y he rehuido de la exposición pública, pero estos últimos meses he aparecido más. Hay momentos en los que todo converge y me han puesto en esta posición no buscada. Los compañeros de la junta me pidieron que asumiera el relevo y, como condición, puse que todo el equipo continuara. Lo completamos con algunos nombres muy interesantes para completar algunas bajas por motivos personales. Estar en la junta, que no está retribuido, implica muchas horas y es difícil de compatibilizar.

Atendiendo a su perfil, ¿su táctica será buscar resquicios legales contra los cambios lingüísticos?
Me gustaría que se usasen todos los instrumentos que tengamos a nuestro alcance contra las medidas regresivas del PP y Vox. El frente judicial es una de las vías que tenemos como autodefensa y que no podemos obviar, combinándola con movilizaciones en la calle y activando a la masa social de la OCB. Hay un intento de demoler el régimen jurídico de la lengua catalana en Balears, como ya pasó antes con José Ramón Bauzá. Es un cuadro normativo que nos ha permitido tener cierta normalización de la lengua en la educación y la administración, pero PP y Vox lo ponen en cuestión y la OCB plantará cara.

Continuará con el proyecto de Joan Miralles y su equipo. ¿Su apuesta por «ser la casa común de todos» estaba funcionando?
Hay una coincidencia absoluta, aunque prefiero hablar de espacio transversal, en vez de casa común. Se tiene que sentir cómoda cualquier persona con la cultura, la lengua y el país. Debe de ser un lugar de encuentro para todas las sensibilidades del mallorquinismo, al margen de derechas e izquierdas. La única línea roja son la defensa de los valores democráticos, que incluyen pluralismo, igualdad y defensa de los derechos y libertades civiles.

¿La sociedad solo se moviliza por el catalán cuando se le desprecia desde la Administración?
Es así. Desde que hubo las elecciones autonómicas y municipales ha habido casi 300 altas, prácticamente dos al día, y ya somos 4.141 socios. Esto, en un momento de desmovilización global, es de destacar. La gente reacciona cuando siente que se ataca algo tan personal como es la lengua.

Su lista incorpora a la filóloga Neus Sánchez, de 32 años. ¿Cómo atraerán a más jóvenes?
Los menores de 30 años deben de ejercer su activismo a través de Joves per la Llengua, que es la organización de referencia para esa franja de edad. En todas las organizaciones sociales, sin embargo, falta gente implicada que tenga entre 30 y 45 años. Es algo que debemos tratar para ver cómo actuar. Creo que esta falta se debe más a las dificultades para comprar una vivienda o la precariedad, que les dificulta dedicarse a causas como esta.

¿Cómo se darán a conocer entre los que ni siquiera les conocen, como los recién llegados?
Hay dificultad de integración en este sector de la población, pero la OCB no puede suplir lo que deben de hacer los poderes públicos, que son los que tienen que fomentar una acción política por la lengua. Promocionar la lengua no es una opción para el Govern porque está obligado a hacerlo por el Estatut d’Autonomia. Debe emprender acciones que nos lleven hacia la paridad con el castellano. Además, tiene que haber mayor compromiso de los catalanohablantes para usar esta lengua en la vida pública y privada, es la única manera de frenar la pérdida del uso social.

El jueves, Antoni Vera explica el plan lingüístico en el Parlament.
El PP, con los acuerdos de Vox, se ha convertido en ejecutor de sus políticas. Los electores del PP no votaron el plan lingüístico ni la eliminación del catalán en toda la fundación pública, solamente apoyaron lo que llevaba el partido en su programa electoral: cumplir la elección de lengua en la primera enseñanza y quitar el requisito en la sanidad. Solo el 13 % del electorado balear, que votó a Vox, está en contra del modelo lingüístico vigente, el resto sí que lo apoya. Aun así, lamento que la presidenta Marga Prohens todavía no haya hecho ninguna declaración a favor de la lengua catalana, solo se refiere a ella para asociarla al conflicto incentivado por Vox.