De izquierda a derecha, Rafael Roig, Patricia Guasp, María Mascaró y Antoni Ballester. | Jaume Morey

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Captar y retener el talento de profesionales cualificados en tiempos de la ‘Gran Renuncia’ es uno de los grandes retos de presente y de futuro de las empresas familiares de Balears para seguir creciendo. Y así ha quedado de manifiesto en la jornada organizada este jueves por la Asociación Balear de la Empresa Familiar (ABEF) y la consultora PwC en la sede de la Cámara de Comercio de Mallorca, que ha contado con la participación de María Mascaró, CEO de Melchor Mascaró, Rafael Roig, Consejero de Roig Drive Mallorca y Antonio Ballester, CEO DE Estel Ingenería y Obras, en un mesa redonda moderada por Patricia Guasp, responsable de Tax & Legal de PwC Balears.

El fenómeno social de la ‘Gran Renuncia’ nació en Estados Unidos durante la primavera de 2021, coincidiendo con la ‘vuelta a la oficina’ después de la pandemia, y se extendió también a Europa entre un porcentaje importante de empleados dispuestos a abandonar su puesto de trabajo en busca de un modelo laboral más acorde con sus aspiraciones vitales.

Según los especialistas, el fenómeno ya ha tocado a su fin, al menos en Estados Unidos, pero lo cierto es que ha provocado un cambio de paradigma mental entre los trabajadores. Ya son mayoría los milenials y miembros de la generación Z cualificados que no están tan dispuestos como los mayores de 40 años a someterse a rutinas laborales incompatibles con su vida personal.

Las empresas familiares lo están comprobando día a día en Balears, como señala Antoni Ballester: «cuando fichas a un ingeniero, ya sabes que en un año o dos te dejará porque quiere tomarse un año sabático y esto un problema para los que trabajamos con proyectos a largo plazo». Según Rafael Roig: «se ha puesto de moda entre los jóvenes querer trabajar de 7 de la mañana a 3 de la tarde y van a tener que cambiar». María Mascaró cree también que se ha creado «una cultura de cobrar por no hacer nada y cada vez hay más gente subsidiada, por lo que personas que trabajan ven que hay otras que pueden vivir sin hacerlo y se replantean la vida. Necesitamos un cambio en ese sentido».

¿Cómo retener el talento desde las empresas? Mascaró lo tiene claro: «Comprometiéndote con tus trabajadores, como hicimos nosotros manteniendo los puestos de trabajo durante la pandemia. Los trabajadores responden con fidelidad cuando luchas por ellos». Para Ballester es importante ofrecer a los profesionales condiciones que hagan que la valga la pena quedarse: «se trata de crear un entorno que genere compromiso fomentando el desarrollo personal de los empleados, la conciliación, la formación, con herramientas como el teletrabajo, o la digitalización de tareas y procesos».

La empresa familiar representa el 90% del tejido empresarial en España y genera el 70% del empleo y el 60 % del Producto Interior Bruto (PIB), según los datos aportados por la socia responsable de Empresa Familiar de Tax & Legal PwC España, Lucía Coto. Roig alerta de su progresiva desaparición frente al empuje creciente de las multinacionales: «las empresas familiares de Balears miramos más por la gente de aquí y pagamos los impuestos aquí, por lo que las administraciones públicas deberían tenernos más en cuenta y, por ejemplo, facilitarnos las cosas en vez de poner cada vez más trabas técnicas que nos impiden presentarnos a muchos concursos públicos».

Roig ha abogado también por una mayor simplificación administrativa: «Tiene que haber control, pero la clave es quién controla y, sobre todo, a quién se controla. La normativa se ha de cumplir siempre, pero la hemos de cumplir todos. Y tenemos que acabar también con las dobles y triples competencias». Mascaró utilizó un símil para referirse la administración: «Es como el monstruo de las galletas, que cuanto más lo alimentas, más crece y mas complicada se vuelve»

Una de las grandes preocupaciones de las empresas familiares de cara a este 2024 son los problemas en las cadena de suministros por los ataques en el mar Rojo que afectan al canal de Suez, puente entre este mar y el Mediterráneo, y la saturación del canal de Panamá. Una situación que, según Ballester, ya está provocando «retrasos de hasta 9 meses en la entrega de grupos electrógenos o máquinas de aire acondicionado en países que dependen del exterior, como República Dominicana o Jamaica, y también el encarecimiento de los productos».

Las empresas familiares tiene vocación de continuidad con el traspaso del legado de generación en generación. Los tres protagonistas del coloquio coincidieron en que los protocolos familiares juegan un papel fundamental a la hora de planificar la sucesión. Y señalaron la importancia de que los sucesores estén bien formados. «Mis hijos no trabajarán en la empresa familiar hasta que no lo hayan hecho durante 5 años en otra empresa y sepan lo que hay fuera. Que sean familiares no quiere decir que sean buenos para trabajar en la empresa familiar si no están lo suficientemente formados», sentenció Ballester.