Inauguración del centro en 1933 por el alcalde de Palma, Emili Darder, en el centro de la foto. | ARCHIVO MARIBEL SERVERA

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El 25 de diciembre de 1933, día de Navidad, el alcalde republicano de Palma, Emili Darder, inauguró la Escola de s’Arenal. Era el primer centro de muchos que su gobierno proyectó para escolarizar a los hijos de los trabajadores que, hasta entonces, habían quedado excluidos del sistema. En aquel momento, en la zona solo había dunas y pinos, y nadie podía imaginar que este pequeño centro educativo, que ha cumplido noventa años, sería la semilla del desarrollo urbano, además de un testigo de la represión, la dictadura y el boom turístico hasta acabar siendo, en la actualidad, el Centre Educatiu per a Persones Adultes de s’Arenal. «A partir de su inauguración se fue construyendo el barrio, y durante los primeros años era donde se desarrollaba toda la vida social», explica Sebastià Vicens, el profesor del centro que se ha encargado de recopilar información histórica para divulgarla en la celebración del 90 aniversario.

Los breves años republicanos acabaron con el triunfo del golpe militar de 1936, que dejó a Mallorca bajo el dominio de los sublevados. «Lo primero que hicieron fue depurar al director de la escuela, Lázaro Julio Sanz Jimeno, que defendía una educación progresista y era afiliado del PSOE. Estuvo ocho años preso en diversas cárceles de la Isla», recuerda Vicens sobre el maestro, que ahora da nombre a la biblioteca del centro.

El centro de s'Arenal, en los años cuarenta, cuando era un albergue de la Sección Femenina de Falange Española. FOTO: FOTOS ANTIGUAS DE MALLORCA

La llegada de la dictadura transformaría completamente el centro, que pasaría a llamarse Escuela de los Ángeles del Arenal y estaría gestionado por frailes. Sin embargo, en 1940 volvería a renombrarse como El Arenal, a secas. Las instalaciones, que antes del golpe fueron usadas como colonias de verano para niños, lo continuarían siendo durante el franquismo, pero como albergue de la Sección Femenina de Falange Española.

El turismo de masas, además de hacer desaparecer las dunas y    gran parte de los pinares, también trajo cambios arquitectónicos para el edificio, que a finales del franquismo llegaría a perder su uso educativo por poco tiempo. Se utilizó brevemente como oficina municipal, pero recuperaría su utilidad educativa para alumnos de Infantil y Primaria en los años sesenta.

Miquel Sbert Garau entró como maestro en 1973 y fue director entre 1975 a 1978. «El primer día que empecé me encontré con una clase en la que había 52 alumnos, de los cuales unos 30 no sabían ni leer; era muy joven y tenía mucha energía y vocación para afrontar el reto», rememora el docente jubilado. «Los setenta fueron clave en la educación porque se hicieron cambios para ir democratizando su funcionamiento. Aunque un director tenía mucho poder de decisión, aposté por el consenso con el resto del equipo y los alumnos. También di clases en catalán fuera de horario y hacíamos excursiones», asegura.

Entrada actual del CEPA s'Arenal.

Mucho tiempo después el centro sirvió de espacio externo del IES s’Arenal y hacia finales de los años noventa se convertiría en lo que es ahora, un centro de enseñanza para adultos. «Es un lugar muy especial que formó a mucha gente del barrio; así lo hemos comprobado al entrevistar a gente de entre 40 y 80 años para la exposición que hicimos para divulgar la historia del centro», concluye Sebastià Vicens.

El apunte

Un documental retratará el pasado más humano del centro

El profesor del CEPA s’Arenal, Sebastià Vicens, está trabajando con sus alumnos de cuarto en un documental en vídeo que repasará toda la historia del centro, desde sus orígenes en los años treinta hasta la actualidad. Se trata de una iniciativa que están desarrollando como parte de la asignatura de Historia Contemporánea de España. Para ello están entrevistando a muchos exalumnos que estudiaron en los años cincuenta, sesenta y setenta, así como otros más recientes. También saldrán historiadores y los primeros directores del CEPA. «Es un retorno para el barrio, para que se identifique», apunta Vicens.