La economía balear está muy centrada en el sector servicios. | Jaume Morey

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El Producto Interior Bruto (PIB) balear por habitante se desploma: pasa de ser el 46 de la UE al 110 en 21 años. Así lo ponen de manifiesto los últimos datos que ha hecho públicos Eurostat, correspondientes al ejercicio 2022. Desde la Fundació Impulsa Balears explican que esto supone que «la renta per cápita de las Islas equivale al 89,7 % de la media de la UE-27, resultado con el que cae a la posición 110 de 234 regiones».

La misma fuente añade que «Baleares ha ido erosionando de manera progresiva el diferencial de renta per cápita respecto de la media nacional y europea durante las dos últimas décadas, a pesar de que el crecimiento de la actividad (o producto interior bruto) ha evolucionado a tasas relativamente más favorables durante la mayor parte del tiempo». En este sentido, precisa que «si aislamos los dos años más intensos de la pandemia de la COVID-19, la renta per cápita balear acumula un retroceso del 7,7 % durante el periodo 2001-2019, mientras que los marcadores nacional y europeo arrojan avances de dos dígitos: del 13,5 % y 22,5%, respectivamente».

De este modo, el Archipiélago balear «pasa de mantener una renta, ajustada por la paridad del poder de compra, un 22,9 % superior a la media europea en 2001 a situarla un 2,6 % por debajo en 2019. Desde 2011 el diferencial se convierte, pues, en negativo y Baleares cae, entre 2001 y 2019, de la posición 46 a la 95 en el ranking que integra a 234 regiones de la UE-27».

¿A qué se debe el desplome del PIB per cápita balear?

La Fundació Impulsa Balears considera que «la erosión del diferencial de renta de Baleares responde, fundamentalmente, a las dificultades que presenta el Archipiélago para impulsar la productividad. El patrón de crecimiento de las Islas se ha basado, históricamente, en la acumulación de factores productivos (trabajo, infraestructuras, etc.) y ha dejado de lado el aprovechamiento». A su modo de ver, se trata de «una cuestión fundamental en economías avanzadas como la balear, tal y como está sucediendo en el entorno europeo. De hecho, el diferencial que hoy se observa entre las distintas regiones de la UE-27 responde exclusivamente al diferencial que mantienen en materia de productividad».

La citada fuente subraya que, sin tener en cuenta los efectos de la pandemia, en Baleares entre 2001 y 2019 la productividad (medida como valor añadido bruto generado por hora trabajada) avanzó en términos reales a un ritmo medio anual del 0,4 %». Se trata de una cifra inferior a la media española, que fue del 0,9 % y de la UE-27, que se llegó al 1,15 %. Además, resalta que «dos de cada tres regiones europeas que mejoraron su posición en renta per cápita durante este mismo periodo también incrementaron su productividad respecto de la media de la UE-27».

¿Cómo mejorar la situación?

La Fundació Impulsa Balears sostiene que «revertir los diferenciales negativos de renta per cápita que las Islas mantienen respecto de las regiones europeas más avanzadas requiere abordar un cambio de chip competitivo, que ponga el foco en la productividad; en un contexto en el que dichas regiones están acelerando la carrera por la eficiencia y la innovación».

En este punto, recuerda que en la última edición del índice de competitividad global elaborado por Impulsa Balears, las islas se sitúan en la posición 153 del ranking integrado por 234 regiones de la UE-27. «Con este resultado Balears remonta 13 posiciones en el ranking de tres años atrás, pero no consigue abandonar el tramo de competitividad ‘baja’, desde el cual no es posible sostener, ni mucho menos, mejorar el nivel de renta y bienestar alcanzado».

Por último, advierte que «las debilidades que explican esta posición se van repitiendo durante los últimos 10 años, periodo en el que la Fundació ha llevado a cabo el seguimiento continuo del posicionamiento competitivo balear». En su opinión, «el Archipiélago adolece de bajas puntuaciones competitivas, sobre todo, en tres de los once pilares que basa su posición: educación superior (posición 194), eficiencia del mercado de trabajo (185) y sofisticación empresarial (151). Una tríada de palancas a activar, pues son clave para para impulsar la productividad, por ejemplo, a través del aprovechamiento del talento».