Jaime Portells , acompañado de su nieta, delante del Ford A Tudor de 1927. | M. À. Cañellas

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Jaime Portells se aficionó a la colección de vehículos en la década de los ochenta, primero fueron las motos y seis años después comenzó con los coches. A lo largo de estos años ha tenido diferentes modelos y en la actualidad tiene cuatro y de momento no piensa en aumentar la colección.

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Nos cuenta que gracias a la amistad con Toni Crespí y Miquel Martorell le entró el gusanillo para hacerse con modelos de coches antiguos. Ahora que está prejubilado, asegura que cuenta con más tiempo para dedicarse a este pasatiempo, caro, pero que le aporta una gran vitalidad, aunque sabe poco de mecánica. Este modelo de Ford A Tudor de 1927 lo adquirió en 1980 y fue el primer coche de estas característica. Se lo compró a un mecánico de Inca, que a su vez lo había traído de Lleida, y después de restaurarlo decidió ponerlo a la venta.

Se trata de un sedan de dos puerta, que fue la versión más vendida del modelo, aunque a los largo de los años de producción se hicieron diferentes versiones y se fabricó en diferentes países para su mejor comercialización. Originalmente, el Ford A disponía de una cilindrada de 3285 cm³ con 4 cilindros y una potencia de 40 Cv/30 kW, pero para el mercado europeo y por motivos fiscales se redujo su cubicaje a 2023 centímetros cúbicos, por lo que la potencia también disminuyó a 28 Cv. Este vehículo en cuestión fue de los primeros que se matricularon, en 1927.