Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey. | casarealtv (Youtube)

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En el primer mensaje de Navidad de su reinado, don Felipe ha subrayado que España requiere una «profunda regeneración» de su vida colectiva, y los españoles necesitan estar seguros de que «no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública», antes de proclamar: «Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción».

Dos días después de que el juez instructor del caso Nóos haya decidido que la infanta Cristina sea juzgada como presunta cooperadora en dos delitos fiscales, don Felipe ha destacado que el hecho de que los responsables de «conductas irregulares» estén «respondiendo de ellas» es una prueba del funcionamiento del Estado de Derecho.

«Como es verdad también que la gran mayoría de servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales», ha añadido, antes de advertir: «Pero es necesario -también y sobre todo- evitar que esas conductas echen raíces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro».

Los ciudadanos necesitan estar seguros de que «el dinero público se administra para los fines legalmente previstos» y de que «desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo», ha insistido el Monarca.

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Tras recordar que «pocos temas como este suscitan una opinión tan unánime», ha recalcado: «La honestidad de los servidores públicos es un pilar básico de nuestra convivencia en una España que todos queremos sana, limpia».

En otro momento de su mensaje, el Rey ha hecho además un llamamiento a «conseguir que los ciudadanos recuperen su confianza en las instituciones»; unas instituciones, ha resaltado, «con vigor y vitalidad, que puedan sentir como suyas».

Ya en los primeros minutos de su alocución, don Felipe ha señalado: «La importancia de algunos de nuestros problemas políticos genera inquietud y las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor público provocan, con toda razón, indignación y desencanto».

Pero, pese a que estos problemas han dado lugar a «una seria preocupación social», reflexiona el Monarca, los ciudadanos no deben dejarse «vencer por el pesimismo, el malestar social o el desánimo, sino afrontar con firmeza y eficacia las causas de esos problemas, resolverlos y recuperar el sosiego y la serenidad que requiere y merece una sociedad democrática» como la española.

En ese punto, el jefe del Estado se ha remitido a sus palabras de octubre en Asturias, cuando afirmó que los españoles necesitaban «referencias morales a las que admirar, principios éticos que reconocer», para proclamar: «Quiero añadir ahora que necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida colectiva; y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable».