Los diputados de Unidos Podemos Íñigo Errejón (i) y Pablo Iglesias, en una imagen de archivo. | Efe

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Más de 300 cargos públicos e internos de Podemos afines a las tesis del secretario Político, Íñigo Errejón, han lanzado este viernes un manifiesto para pedir que la segunda Asamblea Ciudadana Estatal que celebrará el partido previsiblemente en febrero sea «más democrática», oponiéndose así al formato propuesto por el secretario general, Pablo Iglesias.

La iniciativa 'Recuperar la ilusión' contaba alrededor de las 14.00 horas -tres horas después de su lanzamiento- con más de 1.000 adhesiones, entre ellas, la del propio Errejón y varios miembros de la Ejecutiva Estatal, como Pablo Bustinduy, Àngela Ballester, Auxiliadora Honorato y Tania González, que se han ido sumando a lo largo de la mañana a las 338 iniciales.

Firmantes

Entre los precursores figuran destacados dirigentes y representantes públicos partidarios de la estrategia política que defiende Errejón y, ahora también, del formato para el llamado 'Vistalegre II' por el que apuesta el portavoz parlamentario, diferente al que propone el secretario general, Pablo Iglesias. La portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, la responsable de Igualdad, Clara Serra, o el responsable de Economía del Consejo Ciudadano, Alberto Montero, han sido algunos de los primeros firmantes.

También firman el manifiesto el responsable Estatal de Redes, Eduardo Rubiño, el de discurso, Jorge Moruno, los dirigentes autonómicos Antonio Montiel (Comunidad Valenciana) u Óscar Urralburu (Murcia) y los diputados Sergio Pascual, Tania Sánchez, Eduardo Maura, Ana Terrón, Rosana Alonso, Ángela Rodriguez, Juan Pedro Yllanes o Miguel Vila.

Enfrentamiento

Las discrepancias entre Iglesias y Errejón tienen que ver con el modo en que se deben debatir y votar los proyectos y candidaturas que se presenten para guiar a Podemos en su nueva etapa, una vez superada la fase de «máquina de guerra electoral». Los dos máximos dirigentes del partido morado arrancan de este modo la cuenta atrás hacia el congreso alejados, sin haber siquiera comenzado a debatir sobre sus proyectos políticos.

Mientras Iglesias apuesta por celebrar en el congreso una única votación, en la que los documentos político, organizativo y ético estén vinculados al equipo de personas que los propone, Errejón y sus afines defienden la necesidad de separar el debate de las propuestas del de las personas que se pondrán al frente del nuevo Podemos, y realizar dos votaciones diferenciadas.

Los firmantes de este manifiesto defienden que «un debate que anteponga las propuestas permite una participación más rica y activa de la militancia en los territorios». «Permite organizarse para pensar, debatir, redactar y transaccionar. Podemos debe ser el reflejo del país que queremos», añaden.

Contra la involución

«No encerremos la discusión en los nombres, abramos el debate a las propuestas. Solo así conseguiremos la suficiente inteligencia política como para seguir avanzando. Por eso invitamos al conjunto de las bases y a la ciudadanía a que se sume a este manifiesto. Con democracia gana Podemos. Sin democracia perdemos Podemos», avisan. «No nos podemos permitir tal involución democrática», apuntan.

A su juicio, Vistalegre II «no debe ser un combate de boxeo, sino una contraposición de ideas». «Queremos discutir cómo ganar un país, no retarnos entre nosotros. El futuro de Podemos es oscuro si sus dinámicas impiden que convivan diferentes modelos; la solución de las discrepancias se aleja mucho del sometimiento de uno ante otro», afirman, en línea con las críticas que Errejón ya manifestó el lunes al conocer la propuesta de Iglesias de vincular documentos y candidaturas.

La necesidad de «votar primero las propuestas y luego quiénes nos representan» es el primero de los puntos de este manifiesto, que incluye tres demandas más: mayor proporcionalidad en los órganos, a través de listas abiertas, igualdad de género en puestos de responsabilidad y un equilibrio territorial adecuado a la propuesta plurinacional de Podemos; una Comisión de garantías independiente, «que cuente desde el primer momento con autonomía presupuestaria"; y un censo abierto a la participación, para «desbordar la organización y no encarcelar la potencia democrática».