Borja Sémper (centro), en un acto celebrado en Barcelona.

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El vicesecretario de Cultura del PP, Borja Sémper, ha afirmado que el PP tomará «medidas» contra la censura en donde tenga algún tipo de responsabilidad, al tiempo que ha acusado a la izquierda de hipócrita por denunciar la cancelación de obras por parte de PP y Vox y callar en otros casos. El sector de la cultura ha protestado este miércoles contra una cascada de cancelaciones en municipios gobernados por PP y Vox de obras como 'Orlando', de Virginia Woolf, una pieza inspirada en la historia de un maestro republicano fusilado en 1936, otra sobre trastornos alimentarios o la retirada de la película infantil 'Buzz Lightyear' por el beso entre dos mujeres.

El PP ha emitido un comunicado expresando su rechazo a la censura y defendiendo la libertad de expresión. En declaraciones a los periodistas antes de la presentación de los candidatos del PP por Madrid, Sémper ha asegurado que a su partido le importa «muy poco el color del ayuntamiento que censura», porque lo rechaza «igual». A continuación, el dirigente del PP ha denunciado «años» de la izquierda censurando obras por incluir «expresiones vejatorias» y ha denunciado la existencia de una «nueva cleresía», con gente que «aspira a ser curas, a decirnos cómo vivir» o «cuál es la moral» que hay que tener.

Como ejemplos ha citado la cancelación de un concierto de C. Tangana en Bilbao y la censura que a su juicio sufren a nivel internacional el cineasta Woody Allen o de la escritora J.K Rowling, así como la intención de revisar las grandes obras de la literatura y el cine. "Ahora resulta que quienes callaron ante la cancelación y censura se llevan las manos a la cabeza. No, o se rechaza la censura en todas las circunstancias o te callas", ha agregado, denunciando la existencia de una "izquierda reaccionaria y extremista" que censuró a C. Tangana.

"Si censura a los que están más cerca, la cultura de la censura y de la cancelación es mala. Si censura a quienes están lejos, la censura es buena. Es una hipocresía insoportable y es una utilización política de la libertad", ha recalcado Sémper, defensor de que la cultura interpele e incomode.