Miquel Sans y Ana Sans, hermanos y afectados por la obra. | Antoni Agüera

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Las obras de la calle Villalonga, en el barrio de Son Espanyolet de Palma, han puesto al límite la paciencia de unos vecinos que han comprobado como no solo la vida no les ha mejorado mucho con estos trabajos, sino que ahora se sienten más inseguros que nunca.

La cuestión empezó hace casi medio año, cuando el Ajuntament de Palma dio inicio a unos trabajos en la mencionada vía y en otras colindantes, labores que debían servir para renovar los servicios y las infraestructuras del barrio. Así acometieron los obreros el cambio de las aceras ensanchándolas, o la instalación de adoquines en el pavimento.

Las obras avanzaron con las típicas molestias que impiden, por ejemplo, ventilar la casa cuando se levanta más polvo. Hasta que un día descubrieron una farola indiscreta prácticamente pegada a su fachada.

Ana Sans, la propietaria de esta vivienda ubicada en un primer piso, no se lo podía creer. «Vivimos una situación insostenible», explica, puesto que a los meses de molestias, ruido y suciedad «hay que añadirle ahora esta farola pegada a mi casa», un «despropósito» y algo muy peligroso, según considera la dueña ya que cualquiera mínimamente diestro podría trepar por ella, e intentar de este modo colarse en la vivienda. No es cualquier cosa en los tiempos que vivimos, en los que las okupaciones de casas preocupan de forma notable a los propietarios.

En su caso Ana Sans explica que han tratado de hacerle ver al consistorio palmesano su desatino, registrando una queja formal, aunque de los funcionarios municipales tan solo han podido obtener el compromiso de que les llamarán cuando haya alguna novedad.