El jardín de La Misericòrdia ha habilitado varias hamacas para hacer más placentera la lectura. | Jaume Morey

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El movimiento de gente es constante pero fluido. Siempre hay espacio más que suficiente para ir de un lado a otro y mesas libres. El jardín de La Misericòrdia de Palma, con plantas y árboles identificados con pequeños letreros (durante unos años fue conocido como jardín botánico) es –desde el pasado 14 de junio y hasta el 17 de septiembre– un espacio para leer libros y periódicos al aire libre. Desde ese jardín cuesta hacerse a la idea de que estás en el centro de Palma y en una zona con abundante tráfico y una parada de autobuses que te lleva directamente a las playas de Cala Major o Illetes. Sin embargo, ya sea por sugestión o por cualquiera otra razón, es como si no se oyera el tráfico.

El jardín es este verano una bibliojardí con los periódicos del día, revistas y libros. Además de mesas, sillas, sombrillas y hasta hamacas para tumbarse, ejemplar en mano. Es por lo que ha optado la mujer –no da su nombre– que ha echado mano de Les bruixes es pentinen, un viaje por la mitología de las bujería en Catalunya y Balears.    «Soy usuaria habitual de la biblioteca pero hasta hoy no había venido a leer fuera», dice.

Ha cogido el libro de una de las estanterías exteriores (se pueden conseguir libros del interior de la Biblioteca de Cultura Artesana, que es la que provee al jardín de lecturas aunque, en ese caso, es preciso rellenar una hoja de préstamo) situadas entre árboles. Hay quienes se han acostumbrado a montar ahí su oficina. Es lo que hace Sergio, informático vasco. «Teletrabajo», comenta. La lectura de periódicos empieza pronto, poco después de las 9 (la biblioteca abre media hora antes) y hay quienes, como José Luis, acuden casi cada día.   

No es el primer año

Una mujer de Eivissa que pasa    unos días en Mallorca, lee cuentos a sus dos hijos en la zona infantil. Se sienta con ellos en pequeñas sillas de plástico. «Esto está muy bien, y ellos encantados, es una maravilla», comenta.

palma la misericordia bibliojardin foto morey
Juan, funcionario jubilado, con su nieto Dani.

Juan Manuel se jubiló como funcionario y ahora se dedica a su nieto, Dani, que le acompaña esa mañana. El chaval se ha traído dos cuadernos Rubio de casa (pero también ha elegido un libro) en cuyas páginas anota números y letras. El abuelo deja claro que el chico es muy buen estudiante. Y que, por las tardes, juegan al ajedrez.

No es el primer año que el Consell de Mallorca (de quien depende la biblioteca) organiza esta actividad, aunque no se celebró el verano anterior por la pandemia. Casi se oye el silencio entre los árboles. No parece Palma.