Los agentes de la ORA critican que la gerencia en funciones pretenda vigilar sus movimientos. | Archivo

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El sindicato de trabajadores de la Societat Municipal d’Aparcament i Projectes, SMAP, critican «el regalo envenenado» que ha dejado el anterior equipo de Gobierno al actual y denuncian que la gerencia del Pacte, aún en funciones, siga tomando decisiones «que perjudican al personal» según confirmó el secretario del comité de empresa Mario Quinteros. De esta forma Quinteros asegura que hace apenas una semana, cuando el ‘popular’ Jaime Martínez ya había sido investido alcalde, la gerencia en funciones de la SMAP envió una circular a los agentes de la ORA en las que les avisaban de que se supervisarán sus «entradas, salidas, tiempos de descanso y geolocalización» a través de una de las aplicaciones instaladas en sus tabletas de trabajo.

En la circular, que está sin firmar y sin fechar, se asegura que el objetivo «además de garantizar el cumplimiento de la normativa en materia de estacionamiento y unificar criterios de actuación» el seguimiento dará a los trabajadores «información de como ha sido su trabajo frente a resultados globales». Para Quinteros el objetivo de los antiguos gestores de la empresa «siempre ha sido perseguirnos e incrementar la presión sobre los agentes de la ORA para que pongan más multas». Asimismo recuerda que en el escrito se avisa de que se realizarán «informes individuales» y que el sindicato ya tiene denunciado un presunto caso de espionaje, también a través de la aplicación que grababa sus conversaciones incluso fuera del horario de trabajo.

El sindicalista, en este sentido, asegura no entender como cargos intermedios de la empresa que, en teoría, tienen que ser sustituidos, «siguen acosando a los trabajadores» y asegura que pedirán una reunión con los nuevos responsables municipales, «para informarles de esta y otras irregularidades».
Entre estas otras cuestiones que denuncia el sindicato, su representante apunta que la empresa tiene alquiladas unas oficinas desde hace un año en la calle Francisco Rover, muy cerca de la oficina central en Sant Joan de la Salle, y que estas «aún siguen cerradas». Al parecer, según remarca Quinteros, la instalación eléctrica del local está en mal estado «el otro día a un trabajador que acondicionaba el espacio le dio un calambrazo», y al no solucionarse los problemas, «tampoco tiene aire acondicionado», no se puede efectuar el traslado.

También asegura que se ha trasladado a los inspectores y reparadores de las maquinas de la ORA a una oficina ubicada en el aparcamiento de la Plaça Major y que el espacio «es un zulo que no está acondicionado y no tiene ni ventilación». Asimismo critica que la instalación eléctrica del taller se encuentra en mal estado y que no tiene capacidad para acoger a todo el personal destinado allí.