Vista aérea de parte de la ciudad de Palma. | Jaume Morey

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En Palma convivirán dos normativas urbanísticas diferentes durante más de un año que, si algo garantizará, es la inseguridad jurídica de quien necesite regirse por ellos. En este asunto trabaja ya la gerencia de Urbanisme municipal cuyo regidor, Óscar Fidalgo, ya ha confirmado que a partir de noviembre convivirá el Plan Estructural de Ordenación Urbanística aprobado en 2021, que sienta las nuevas líneas de la cómo configurar la ciudad, con el Plan de Ordenación Detallada (POD), que entra en las especificidades de usos y características cada manzana o solar, y que data de 1998.

Y es que la cantidad de alegaciones presentadas al POD (cerca de un millar, según Fidalgo) modificarían de forma tan sustancial el texto original que salió a exposición pública, que será necesario volver a sacarlo y los plazos no permiten una aprobación a tiempo. El titular municipal de Urbanismo fecha en mediados de 2024 el momento en que el nuevo texto, con alegaciones y cambios incluidos, vuelva a salir a exposición pública. A este plazo habrá que sumarle otro nuevo de periodo de alegaciones y una aprobación final, por lo que la convivencia de las dos normativas, con más de dos décadas de diferencia en aprobación, será, como mínimo, de más de un año.

El reto ahora, según Fidalgo, es dar seguridad jurídica a este desaguisado. «Nosotros ya advertimos de que podrían convivir dos panes generales, algo que no había pasado nunca. Se hizo por interés político alejado del general y ha ido en perjuicio del interés general solo en beneficio de quienes lo aprobaron para gloria de su parroquia», ha lamentado el teniente de alcalde que ha tildado de «tormenta perfecta», el embrollo urbanístico en el que se verá envuelta la ciudad y para el que ya están trabajando. «Tomaremos determinaciones para paliar los efectos de una técnica de ordenación urbana lamentable», ha advertido.