Una de las diez casetas de flores que operan en La Rambla desde hace décadas. | P. BERGAS

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La mayoría de propietarios de las diez casetas de flores de La Rambla llevan (sino ellos, algún familiar) toda la vida atendiendo su puesto. Las concesiones se realizaron hace ya unos sesenta años, aunque ninguno de los consultados conoce la fecha con exactitud. Sin embargo en 2019 terminó la concesión de los puestos y, como una larga lista de negocios entre los que se engloban el kiosko Alaska, s’Escorxador o el Mercat de Camp Redó, se ha quedado en asuntos pendientes del anterior ejecutivo.

El actual gobierno municipal se ha reunido ya con los propietarios para informarles de que de forma inminente volverá a salir la licitación y, como es habitual ante lo desconocido, hay miedo. Muchos de los afectados temen que, de saberse, se postule cualquier empresario con una mejor oferta y les arrebate un puesto que llevan toda la vida, en algún caso varias generaciones, regentando. Sin embargo, uno de los comerciantes, conocedor de la situación, aclara que lo mejor es regularizar la situación, pues llevan años pagando al Ajuntament con un contrato irregular y en precario.

Por otro lado, advierte, es lo que sucede con todas las subastas públicas y en una concesión administrativa puntúan aspectos como la trayectoria o la experiencia en el sector. Es decir, que los tenderos que llevan años en La Rambla tendrán una mayor puntuación, por lo que no habría de qué preocuparse. «Son puestos de flores, no tendría sentido que se lo concedieran a alguien que se ha dedicado siempre a la hostelería porque no le dará utilidad», señaló uno de los consultados.

Muchos de los floristas de La Rambla iniciaron su actividad en la Plaça Major pero hace sesenta años era todo muy diferente, iban con una mesa de dos metros y una sombrilla con pie. Su traslado a esta calle de Palma ya fue polémica en su día. Los afectados lamentaban que salían de una zona de paso hacia la parte noble de Ciutat, a otra que, en aquella época, era paseo de la servidumbre.

Sin embargo no les ha ido mal. Los negocios son prósperos y los han ido siguiendo hijos, nietos e incluso primos de los titulares. Ahora toca regularizar su situación que, pese a los temores de muchos, está en precario desde hace ya cuatro años.

El apunte

Los ocho kioscos de prensa saldrán a subasta pública antes de final de año

Se dijo que sería en septiembre o en octubre pero, para no pillarse los dedos, el plazo se amplía a antes de finalizar 2023. Será en este tiempo cuando salgan el nuevo pliego de condiciones para gestionar los seis kioscos de prensa que quedan en Palma. Como ya se ha avanzado, las condiciones cambiarán de forma que se ajustará el canon que tienen que pagar y se ampliarán los productos que podrán comercializar (como alimentos y bebidas) para garantizar su viabilidad económica. Es más, se ha planteado incluso que puedan poner publicidad en sus laterales. El procedimiento que se seguirá es el habitual y, una vez publicado el pliego se abrirá el plazo de presentación de ofertas . Una vez se adjudique habrá un plazo de recursos antes de la concesión definitiva.