Los participantes de la Diada Ciclista frente a la Catedral. | M. À. Cañellas

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Como mandan los cánones, después del chaparrón de la Revetla, el día del patrón de Ciutat amaneció frío, húmedo y nublado. Pero la climatología no pudo frenar la 43 Diada Ciclista de Sant Sebastià, organizada por el Institut Municipal d’Esports y el Ajuntament de Palma, y Caixabank como principal patrocinador. Dado que este año la Diada se celebró en día laborable por primera vez en la historia, Cort limitó el aforo a tan solo tres mil participantes, con la intención de no colapsar el centro. Aun así, se registraron atascos importantes.

Cabe recordar que, antes de la pandemia, reunía a más de diez mil personas, y en la última edición participaron cinco mil. En esta ocasión, una hora antes del pistoletazo de salida, había poco más de 2.500 personas inscritas.

Ahora bien, como es habitual, algunos se apuntaron en el último momento y muchos se sumaron al paseo sin dorsal. Una hora antes iniciar el recorrido, la Plaça de Cort estaba desierta. La Policia Local de Palma tomaba posiciones en la línea de salida y los técnicos sanitarios equipaban con botiquines sus bicicletas. Poco a poco, fueron llegando más y más participantes, muchos en familia; entre ellos se encontraba el incombustible José Parreño, de 86 años, que ha participado en todas las ediciones de la Diada, «incluso en solitario, en aquellas suspendidas por la lluvia. ¡Estoy hecho un niño!», exclamó José mientras bajaba de su bicicleta para ejecutar precisas sentadillas y ágiles saltos a la pata coja, «y todo porque voy en bici cada día», añadió.

La diada ha sido muy participativa, muchos se apuntaron a última hora sin dorsal.
Uno de los participantes a la salida. FOTO:Pere Bergas
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Pero si había una bicicleta que atraía todas las miradas era la del joven argentino Lucas Schneider, con ruedas compuestas por viejos zapatos. «Esta es mi primera vez, pero la bici ha venido otros años. La fabricaron mi abuelo y mi tío, para reírnos, nos gusta tontear. Es un poco difícil de llevar: es inestable y pesada, pero tendremos una bici de apoyo», expresó el joven, que se turnaba con su abuelo, Luis De Marco, sobre la excéntrica obra de ingeniería. Además de festejar el patrón de Palma, la Diada Ciclista pretende fomentar el deporte en familia, así como un nuevo sistema de movilidad urbana, positivo para nuestro organismo y el medioambiente.

Asimismo, promueve la inclusión social: participan personas de todas las edades y condiciones físicas. Un gran ejemplo de tenacidad y fuerza de voluntad es Rafael Feliu que, sobre su trike, un tipo de bicicleta adaptada, pedaleó junto a su hijo Tomás. «Tengo un 70 por ciento de discapacidad y practico muchos deportes: vela, piragua, ping pong y, todos los sábados, realizo 50 kilómetros en bicicleta. Mi padre era profesor de Educación Física y, a pesar de la lesión que sufrí a los 17 años, me inculcó la importancia del deporte y la idea de que quién quiere, puede», expresó el ciclista. Otros participaron en el encuentro por el simple placer de pedalear. «Vengo desde hace cinco o seis años, por hacer deporte e ir en bici por Palma. La uso en mi día a día, para ir a trabajar», explicó Xisco Tauler, un vecino de s’Aranjassa.

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El buen tiempo ha permitido que se celebrase la diada ciclista. FOTO: M.À.Cañellas

Con algunas personas en la Plaça de Cort y el Carrer de la Cadena completamente ocupada, a las 12 horas, tras el tradicional corte de cinta de salida en la Plaça de Santa Eulàlia por parte del alcalde, Jaime Martínez; el primer teniente de alcalde, Javier Bonet; el director general d’Esports, David Salom, y representantes de las empresas patrocinadoras, con algunos integrantes de la Federació Balear de Ciclisme de les Illes Balears como guías, los presentes han arrancado con un recorrido de seis kilómetros que los ha conducido hasta el Palau Municipal d’Esports.

Todos los que alcanzaron Son Moix se rehidrataron y repusieron energías con una suculenta pieza de fruta. Pero la fiesta no terminó con la llegada. Muchos culminaron la jornada deportiva con una intensa clase de zumba, y participaron en un animado sorteo, con premios en forma de bicicleta de Ciclos Gomila y Vas Cycling Boutique. También se entregó el premio al grupo más numeroso de la Diada, 200 euros por gentileza de ADEMA, al CEIP Aina Moll.