Fachada del edificio actualmente. | Pere Bota

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Esta semana han comenzado las obras de remodelación del emblemático Hostal Términus de la plaza España, situado junto a la Estación Intermodal, que durarán 18 meses. Este edificio, construido por Eusebi Estada e inaugurado en 1913 por la antigua Compañía de los Ferrocarriles de Mallorca, dejará de ser un hostal para convertirse, en su planta alta, en la sede de las nuevas oficinas de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM). En la planta baja se sustituirán las habitaciones por una sala diáfana para actos sociales y culturales, mientras que la cafetería seguirá como tal.

Esta reforma integral, que se hace respetando el aspecto exterior -incluyendo la fachada, decoraciones, aperturas y tejados- y la distribución de las plantas, llega tras un largo proceso que comenzó en 2019 cuando los antiguos arrendadores del hostal, la familia Ventayol, finalizaron el contrato de alquiler, en vigor desde 1936. Los vecinos de la zona recuerdan que en los 60’ y 70’ era un lugar de referencia donde las familias se reunían para celebrar comuniones o tras las juras de bandera, incluso fue el escenario de alguna película filmada en la Isla.

De aquellos tiempos solo queda el recuerdo, ya que ahora es «un edificio viejo, en malas condiciones donde la degradación ha ido a peor, aunque estructuralmente está bien», explica la arqueóloga de SFM María Antònia Fernández. Cabe destacar que en estos cinco años no ha habido okupas porque los vigilantes de la Intermodal han entrado al hostal dos veces diarias, lo que ha contribuido a que el Términus no esté aún más deteriorado.

Entre las novedades del proyecto destacan la incorporación de un ascensor, ubicado a la derecha de la entrada que da a la Estación, y la limpieza de las fachadas, que están repletas de graffitis. Asimismo, se rebajará la altura del suelo de la cafetería original para respetar la normativa de accesibilidad y se intentarán conservar al máximo las baldosas hidráulicas del hostal. Sobre quien dirigirá la cafetería aún no se sabe mucho, solamente que antes de que finalicen las obras se sacará a concurso público: «Cada dos por tres pasa alguien preguntando cuándo se sacará la convocatoria», dice Fernández.

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La cafetería original.

En la guardilla se rebajarán las cubiertas, respetando las vigas de madera, para cumplir la altura mínima de habitabilidad. Y es que, no se puede aumentar su volumetría por ser un edificio del Catálogo de protección de edificios y elementos de interés histórico, arquitectónico y paisajístico de Palma. También se intentarán restaurar algunos muebles originales integrándolos con la estética del edificio y los nuevos usos que se van a dar. Por ejemplo, las persianas seguirán siendo de estilo mallorquín pero contarán con un aislante térmico y acústico.

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Ejemplo de las baldosas originales hidráulicas que se quieren conservar.

Otro reto pendiente es decidir qué pasará con el refugio aéreo que se ha descubierto al destapiar el sótano del local. «Lo descubrí mirando unos antiguos planos del Ferrocarril», narra la arqueóloga. «Este hallazgo tiene valor patrimonial y se intentará rehabilitar para poder acceder al interior», explica Martí Lucera, uno de los seis arquitectos del proyecto. El problema es que la galería se ha derrumbado y no se puede pasar de la escalera de acceso. Lucero admite que la idea de rehabilitación «está en el aire» ya que no se contempló inicialmente en el proyecto.