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A partir de ahora, las puertas del edificio de Cort estarán abiertas de par en par. La puerta derecha ha amanecido estos días entornada, una imagen que contrastaba con la de los últimos años. El equipo de gobierno ha decidido que las soberbias puertas del edificio consistorial permanezcan abiertas, recuperando el antiguo acceso. Además, se ha retirado el aparatoso arco de detector de metales y el voluminoso aparador donde varios efectivos de la Policía Local de Palma estaban apostados, vigilando la entrada. En su lugar se ha colocado un visor de rayos X por seguridad y un efectivo policial hace guardia.

A partir de ahora queda un zaguán totalmente diáfano, por el que ayer a mediodía transitaban numerosos turistas. «El acceso a la biblioteca de Cort es directo y la planta baja del edificio está abierta a todo el mundo», señalaron fuentes municipales.

Lo único que queda restringido al público es la subida por la escalera principal, flanqueada por los gegants Tòfol y Francinaina, que llevan directos a la sala plenaria y al despacho del alcalde, Jaime Martínez. No en vano el edificio de Cort es uno de los principales atractivos turísticos del Casc Antic. Construido entre los años 1649 y 1680 por los arquitectos Pere Bauçá, Miquel Oliver y Bartomeu Calafat, destaca por su icónica fachada barroca, considerada monumento histórico-artístico el 3 de junio de 1931.

Incendio
En su origen el edificio acogía el hospital de Sant Andreu pero después acogió la Universitat de la Ciutat y Regne de Mallorca, que después se convertiría en el Ajuntament de Palma. Es el Kilómetro 0 de Mallorca, lugar del que arrancan todas las carreteras insulares. El 28 de febrero de 1894 el edificio sufrió un incendio tan grave que sufrió numerosos desperfectos y su interior quedó totalmente destruido. La reforma posterior dejó su aspecto actual.