Imagen de la procesión del pasado año, con Bauzá en el palco de autoridades. | JOAN LLADO

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La pelota está ahora en el tejado del president del Govern balear, José Ramon Bauzá. Han pasado casi 3 meses desde que el alcalde, Miquel Cifre, comunicó al president del Govern, su intención de invitarle a asistir a la tradicional procesión de la Beata el 2 de septiembre pero solo si su visita no requiere un despliegue de fuerzas de seguridad similar al que le acompañaba durante su visitas a las sedes municipales del PP en la Part Forana durante la campaña a la presidencia de su partido en mayo.

Transcurridos 3 meses sin respuesta, el alcalde Cifre, le envía ahora formalmente a Bauzá la invitación institucional condicionada en los mismos términos, y ruega al president del Govern que «en el caso de que queráis asistir esta circunstancia tendría que ser comunicada a este Ajuntament antes del jueves 30 de agosto».

El origen de la polémica está en la visita de Bauzá el pasado mayo a la sede del PP de Santa Margalida. Para facilitar la llegada de Bauzá en su visita de partido las fuerzas de seguridad blindaron la Plaça de la Vila impidiendo la libre circulación de los vecinos. Ello no impidió el desarrollo de una protesta pacífica contra las políticas que lleva a cabo el Govern balear.

Días después del incidente la portavoz del PP en el Parlament, Mabel Cabrer, realizó unas declaraciones con las que calificaba de «violentos» a los participantes en la protesta. El Ajuntament de Santa Margalida solicitó inmediatamente una rectificación que no se ha llegado a producir.

«Como consecuencia del extraordinario despliegue de las fuerzas motivado por vuestra visita en calidad del presidente del PP se impidió el tránsito por la Plaça de la Vila de los vecinos que no fueran militantes del PP. Los vecinos me han hecho llegar sus quejas por este motivo que no puede ser considerado consecuencia del comportamiento de los margalidans . En Santa Margalida, como se pudo comprobar aquel día somos un pueblo pacífico», dice Cifre en su carta.