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Las monjas Trinitarias dejan Binissalem para vivir con sus hermanas de Felanitx y ceden al pueblo el uso de su convento con la idea de que pueda convertirse en una residencia geriátrica municipal. La congregación dejará de estar presente en la localidad después de 107 años de dedicación

El sábado 23 de noviembre han invitado a todos los vecinos a celebrar con ellas la fiesta de las «Dones gestores d'Alliberació», en recuerdo de todas las hermanas que han pasado por el convento en sus 107 años de historia. El obispo, Javier Salines, celebrará una eucaristía a las 19.00 horas en la iglesia parroquial. La casa matriz de las religiosas Trinitarias está en Felanitx. Desde allí se extendió a Palma y en 1906 a Binissalem de la mano de Margarita Ferrer, una vecina que quería ser monja y construyó el que ha sido su convento durante más de un siglo.

La congregación fue creciendo al servicio del pueblo y llegaron a ser 16. Hubo familias que tenían hasta tres hermanas en el convento pero ahora solo quedan tres: Maria Camps, Xisca Coli y Francisca Deyà. «Ha llegado el momento de dejar el pueblo para unir fuerzas con otras hermanas», dicen.

Durante sus años de dedicación a Binissalem fueron maestras de infantil y primaria (incluso preparaban el bachiller), ofrecían atención sanitaria básica... «Ahora las necesidades no son las mismas. El pueblo ha crecido, tiene sus instituciones educativas, un PAC, servicios sociales, las hermanas hemos acompañado en esa evolución», explica sor Maria Camps.