El pasado 14 de junio se halló un grupo de 12 delfines varados en la playa del Port d’Alcúdia.

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El incremento del número de delfines en aguas de Mallorca tiene una doble lectura. Lo que para los ecologistas se presenta como un triunfo medioambiental, para los pescadores se convierte en una auténtica pesadilla. Denuncian los destrozos que los delfines causan en sus redes y piden al Govern balear que autorice el uso de dispositivos disuasorios para evitar el saqueo.

Acabada la campaña de la langosta, con un balance más pesimista de lo habitual, cunde la preocupación entre los pescadores que ahora tendrán que competir con los delfines para realizar sus capturas. «Con los delfines es un auténtico desastre. Yo hasta ahora me he dedicado a la langosta y no lo he notado tanto porque afecta a menos de 50 metros, pero los compañeros me hablan de destrozos en las redes, y salir a trabajar y entrar a puerto con pérdidas no puede ser», explica el presidente de los pescadores de Alcúdia, Biel Payeras.

El presidente de la cofradía de Alcúdia ve «difícil» encontrar una solución que satisfaga a todas las partes. «No veo solución. Hay que ser muy radical, desde que están protegidos por cada uno que había nacen veinte», dice

Payeras

A menos de 50 metros de profundidad el delfín baja a coger el pescado y lo golpea contra la red, que utiliza a su favor. Una vez atrapado el pescado en la red tira de él y puede causar destrozos. Durante un tiempo se utilizaron unos aparatos enganchados a las redes que descargan un ultrasonido pero en opinión de Payeras «no han funcionado porque la descarga es muy baja y, aunque frena el primer intento, a la segunda tiene el efecto contrario porque el delfín utiliza el aparato para localizar la red y usarla».

Los pescadores solicitan a las autoridades que busquen soluciones o bien que les compensen para no salir a por el pescado pequeño. La pesca del salmonete es una de las más afectadas.