Los únicos letreros de alquiler corresponden a locales; la oferta de alquileres residenciales en el Moll es inexistente.

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El auge de las viviendas vacacionales ha desatado una crisis de vivienda sin precedentes en el Nord de Mallorca. Encontrar un piso de alquiler en Pollença, cuna del fenómeno de las casas vacacionales, es hoy por hoy un imposible.

Centenares de trabajadores del sector turístico buscan contrarreloj un apartamento de alquiler. Agotado el mercado en Pollença, la crisis se extiende a Alcúdia, Playas de Muro y Can Picafort y comienza a disparar los precios del mercado en el interior de la Isla. Los precios en Inca han subido una media de 200 euros en los últimos seis meses, pero el problema va mucho más allá. Pollença comienza a notar una fuga de jóvenes residentes que, a la hora de independizarse, no encuentran mercado en su municipio.

«La gente se va a sa Pobla, Muro y cada vez más lejos. Ya no se trata de encontrar un alquiler asequible es que, aunque tengas dinero para pagar, no hay alquileres en el mercado», dice el alcalde de Pollença, Miquel Àngel March. El Ajuntament acaba de incluir, a iniciativa de Alternativa (en la oposición), una partida de 1.500 euros en los Presupuestos de 2016 para realizar un estudio sobre la situación de la vivienda en el municipio de cara a crear una bolsa de viviendas sociales. «La especulación inmobiliaria y turística que padecemos en Pollença ha hecho que no sea fácil encontrar una vivienda de alquiler, y un alquiler económico todavía menos, es una situación que se nota en Pollença desde hace años y por eso muchas personas de Pollença han acabado viviendo en otros municipios vecinos», explica la portavoz de Alternativa, Marina Llobera.