En las calles del centro hay numerosos puntos de cría. | Redacción Digital

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El mosquito tigre (Aedes albopictus) ya es una especie bien establecida en el Valle de Sóller, donde se detectó por primera vez en 2015 y se ha convertido, en sólo un año, en una de las plagas más molestas y perjudiciales del verano.

Coincidiendo con el inicio de la temporada de cría de esta especie –más tardía que la del mosquito común– la Concejalía de Medio Ambiente ha retomado las tareas de control, localización de puntos de cría y eliminación de las larvas mediante larvicidas biológicos. Uno de los resultados de estas inspecciones ha sido comprobar que los numerosos sumideros, acequias e imbornales que hay en la ciudad suponen un importantísimo foco de cría, incluso en pleno centro urbano, sobre todo cuando en ellos hay agua acumulada durante más de una semana. Estos puntos se están revelando como uno de los lugares preferidos de cría de la especie.

Estos días, durante la revisión rutinaria de alcantarillas del centro, se han detectado ya miles de larvas de mosquito tigre. Tanto el concejal de Medio Ambiente, Josep Ll. Puig, como el entomólogo encargado de la revisión y control, Mikel Bengoa, han hecho un llamamiento a la importancia de la colaboración ciudadana para evitar la proliferación de este insecto.