Los ‘vermadors’ realizaron la tradicional ofrenda. | Elena Ballestero

TW
1

Binissalem vivió el domingo su fiesta grande. El ritual de celebración de la Festa del Vermar siguió escrupulosamente la dinámica de año con la excepción de que por primera vez no hubo concurso de racimos. En 2015 el certamen se salvó con un único ejemplar presentado de 2,550 kilos que por razones evidentes se llevó el premio.

Ofrenda, bailes, gegants... el acto institucional, presidido por el president del Consell, Miquel Ensenyat pone el broche a tres semanas de celebraciones. Los grandes protagonistas de la fiesta fueron, cómo no, las vermadores y vermadors. Fueron elegidos el último fin de semana de agosto por votación popular.

Marta Villacreces, Catalina Pol, Mónica Munar, Francesc Arnau y Miquel Àngel Bibiloni, ejercieron desde entonces como auténticos embajadores del pueblo. Los chicos cumplieron con la tradición de pisar la uva para, junto a las vermadores, realizar la ofrenda del mosto a Nostra Senyora de Robines. El baile de los gegants, Jaume i Aina y las danzas del Tall de vermadors contribuyen a embellecer y dar dinamismo a la fiesta.