La campana y los restos de la espadaña han quedado esparcidos sobre una terraza.

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El deterioro de la possessió de Son Jeroni ha empeorado con las últimas rachas de viento y lluvia, que han provocado el derrumbe de la espadaña y su campana. La antigua casa señorial, propiedad de la Iglesia, está en mal estado pero no goza de ninguna figura de protección que obligue a su conservación.

El grupo municipal UiM lamentó que estos días la situación de Son Jeroni haya empeorado y reiteró su petición al Ajuntament para que redacte un informe técnico de los daños y lo remita al Obispado y al Consell. En septiembre y a instancias de UiM, el pleno de Muro aprobó por unanimidad una moción en la que el Ajuntament se compromete a iniciar contactos con el Obispado para estudiar las opciones posibles para la conservación de este edificio; y por otra, a tratar con el Consell la posibilidad de declararlo Bien de Interés Cultural (BIC). El concejal de Cultura, Miquel Porquer (Pi), apunta que se han puesto en conocimiento de la Iglesia los daños y «tenemos permiso para retirar y custodiar la campana; pero la propiedad es de la iglesia, no podemos intervenir». El Bisbat de Mallorca apunta que «estamos estudiando qué se puede hacer con este edificio».

Un casal con historia

Son Jeroni fue mandada construir por Guillem Ballester i Cerdó, nacido en Muro en 1835, quien tras quedarse huérfano a los 5 años, llegó a a doctorarse y ejercer en la Universidad de Madrid. A su muerte, en 1901, dejó en su testamento que la casa fuese para niños huérfanos y fines benéficos. En 2001 fue un centro de acogida de menores tutelados por el Consell, pero pronto se abandonó la idea por las escasas condiciones de habitabilidad. Tiene una capilla dedicada a la Mare de Déu de l’Esperança, venerada en Muro, donde cuenta con una cofradía de penitentes.