Imagen de archivo de Ferran Bellver, Toni Fullana, Joana Pons y Teresa Roig, los ‘donats’ de la ermita de Sant Miquel. | Curro Viera

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Los donats de Sant Miquel echan el cierre dos años después de recibir de la asociación ARCA el Premio a la Protección del Patrimonio. El rector de Campanet, Joan Femenia, explica que «aunque su contrato con el Bisbat se extinguió el 31 de marzo y les dieron hasta el 22 de abril para salir, no ha sido hasta el 7 de junio cuando se han marchado» de la antigua casa de los guardeses que habían convertido en un espacio de bar y tienda de productos de proximidad.

Ahora la cooperativa está a la espera de ver si el Bisbat saca a concurso la gestión de este espacio para intentar dar continuidad al proyecto que iniciaron en el año 2017.

El rector dio cuenta de la situación a los fieles en las misas del sábado y del domingo. Ayer confirmó a Ultima Hora que le gustaría que el nuevo proyecto (sea o no el de la cooperativa SI, Iniciativa Social) mantenga la función de integración social, de conservación del patrimonio y que sea un proyecto «en beneficio de todo el pueblo, no solo un espacio de explotación turística».

A la espera de que salga a licitación la explotación de la casa de los donats, el párroco confirma que los voluntarios (que antes de se hiciera cargo la cooperativa) cuidaban la ermita y se ocupaban de abrirla y limpiarla, retomarán su antigua labor.

Cooperativismo

La Cooperativa SI, Iniciativa Social, nació en el año 2000 como una idea de Ferran Bellver enfocada a fines sociales vinculados al centro de día y al Club CEA. En 2017 Bellver pensó en transformar la antigua casa de los guardeses de la ermita de Sant Miquel en un bar que diera trabajo a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión y que sirviera además como elemento de dinamización y conservación del entorno. Su intención era que la ermita estuviera abierta todo el año y no solo en ocasiones puntuales.

Ya con el visto bueno del Bisbat arrancó el proyecto que buscaba la sostenibilidad social y económica (autogestión mediante los propios ingresos que generaba el recinto). En el año 2019 les llegó el reconocimiento de la mano de ARCA.

Bellver muestra ahora su preocupación ante la posibilidad de que su proyecto no sea el adjudicatario si el Bisbat opta por convocar un concurso. «Me preocupa que tengamos que enviar al paro a las personas que trabajaban allí», dice.