Entre Banyalbufar, Esporles y Valldemossa quedan ingentes cantidades de pinos derribados sin retirar. | Laura Becerra

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Desolación e indignación componen aún el paisaje emocional entre los afectados por el esclafit y el cap de fibló que azotaron parte de la Serra de Tramuntana el verano pasado. Hoy se cumple un año de aquel desastre natural que tocó tierra entre Banyalbufar y el Port des Canonge y, en unos minutos, arrasó más de 736 hectáreas de terreno entre este municipio, Esporles y Valldemossa.

Se calcula que derribó alrededor de 300.000 árboles, la mayoría de los cuales aún yacen en las laderas, o se mantienen en pie los troncos partidos por la mitad, ofreciendo un paisaje desolador. El Estado no ha aprobado la declaración de zona catastrófica, por lo que los propietarios no han recibido ayudas para limpiar las fincas.

Críticas al Estado

El alcalde de Banyalbufar, Mateu Ferrà, no oculta su indignación. «Agradecemos al Consell y a la conselleria de Medi Ambient su actuación para despejar carreteras, y las ayudas que los propietarios han destinado a rehacer tejados y los cercados de las fincas, pero un año después tenemos toda esta leña muerta que implica dos peligros: los incendios y las plagas».

Ferrá no acudió a los actos del décimo aniversario de la declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad. «Banyalbufar no tiene nada que celebrar, cuando el Estado pasa de nosotros».

En Esporles, la tormenta se cebó sobre Son Cabaspre. «El Gobierno no ha cumplido con su parte, queda mucho por hacer pero no se puede porque sin la declaración de zona catastrófica, los seguros no se hacen cargo; es un agravio para los propietarios», añade la alcaldesa de Esporles, Maria Ramon, también indignada. «El Consejo de Ministros ya lo ha declarado para regiones que han sufrido incendios este verano y a nosotros se nos excluye».

La Conselleria de Medi Ambient ha actuado sobre 130 de las 390 hectáreas afectadas, invirtiendo 1,1 millones en puntos críticos. Ha instalado 170 trampas contra las plagas forestales.