Antoni Serra, ahora teniente de alcalde de Muro.  | Lola Olmo

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Antoni Sastre entró como concejal en el Ajuntament de Muro en 1991. Tras un paréntesis de 12 años, alejado de la política municipal, regresó en una segunda etapa de ocho años durante la cual ha dirigido las áreas de Deportes y Medio Ambiente. En junio de 2019 debutó como alcalde, un mandato de dos años y ocho meses que ha estado marcado por la crisis de la COVID.

Ha debutado como alcalde en tiempos difíciles, ¿Cómo ha sido la experiencia?
— Poder ser alcalde de tu pueblo es una experiencia gratificante, pero me ha tocado serlo en unos años muy crueles. He procurado estar al lado de los murers y espero que con las ayudas municipales y de otras administraciones hayamos podido aliviar la situación de cada uno.

¿Qué ha sido lo peor?
— Lo peor de estos dos años y ocho meses como alcalde ha sido la pandemia, sin duda. También tener que vivir un largo contencioso por la depuradora de las Platges; el deslinde de Capellans y la huelga de basuras.

¿Y los mejores momentos?
— Poder estar al lado de los ciudadanos. He procurado estar siempre disponible para lo que pudieran necesitar, aunque es duro cuando viene a verte algún vecino con un problema grave que no puedes solucionar, porque no está en tus manos.

¿Cuáles son los principales retos que tiene Muro?
— Lo principal es mejorar la gestión diaria, pero también necesitamos solucionar la situación de Capellans con un plan especial; el conflicto de la depuradora de Platges con Santa Margalida y conseguir más aparcamientos.

¿Cuáles son sus prioridades tras ceder la Alcaldía?
— Continuaré al frente de Medio Ambiente y asumiré Fiestas. Me gusta participar en todos los actos populares de Muro y haré lo posible para que volvamos a tener unas buenas fiestas, como lo eran antes del coronavirus.