El prior, Marià Gastalver, y Toni Moreno, con los arquitectos y el personal que realiza los trabajos.

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Los relieves de bronce obra del escultor modernista Josep Llimona que formaban parte del IV Misteri de Lluc han aparecido en buen estado, pese a haber permanecido sepultados bajo la tierra y las piezas del monumento desde que éste se derrumbara en septiembre de 2021. Los trabajos encargados por la Fundació Santuari de Lluc para recuperar el conjunto se iniciaron en noviembre con la recuperación de las piezas de piedra tallada que quedaron esparcidas tras venirse abajo el conjunto, pero hasta ahora no habían aparecido los tres relieves y se temía por su estado.

Bien conservados

La restauradora que forma parte del equipo que dirige el proyecto de recuperación y posterior reconstrucción del monumento, Catalina Mas, señala que «los tres bronces están en bastante buen estado; no se han deformado con la caída del monumento». Se trata de tres relieves de bronce que guardan «una vinculación con el monasterio de Montserrat, tanto por la intervención de la escuela de Llimona y de los arquitectos que diseñaron el Misteri del Rosari, como por la procedencia de las piezas, de la fundición de Olot».

Además de las tres piezas de bronce, en esta fase se han recuperado tres lápidas de piedra con inscripciones esculpidas y también en buen estado. «La parte superior fue la más afectada por el impacto, de ahí que la cruz esté rota; en cambio la gran corona de piedra está casi intacta», explica Mas.

Las tres lápidas de piedra tallada también están en buen estado.

Desde el derrumbe, el sendero de los Misteris de Lluc está cerrado a partir del tercer monumento, aunque el Santuari prevé reabrirlo en cuanto sea posible. Encargado por el Bisbe Campins en 1884 a los arquitectos Antonio Gaudí, Juan Rubió y Reynés, se terminó de construir en 1909. El arquitecto Joan Soler dirige ahora el proyecto para su restitución, junto con el arquitecto técnico Samuel Pérez y la restauradora Catalina Mas.