Los pelegrinos llegando a Lluc años atrás.

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La Part Forana está indignada después de que los Antics Blavets de Lluc anunciaran esta semana su renuncia a organizar la tradicional marcha a Lluc a Peu desde los 45 pueblos desde donde se salía a causa de las «exigencias inasumibles» de la Administración. Las reacciones en los diferentes pueblos no se han hecho esperar y muchas asociaciones y personas han mostrado su malestar ante esta situación que impedirá que, más de 40 años después, la Marcha a Lluc a peu tenga que cambiar su fisonomía y sólo tenga salida desde Inca.

Uno de los caminaries habituales más críticos es Guillem Oliver organizador de la salida desde Campos. «Es una gran injusticia para la Part Forana. Creemos que es una decisión política y no la entendemos para nada». Oliver considera que la seguridad está garantizada, «tal y cómo lo ha estado durante 45 años. Siempre se ha hecho y nunca ha pasado nada». Además critica que «se hace una prueba ciclista como la 312 y cierran toda Mallorca y ahora ponen problemas para cerrar cuatro horas una sola carretera».

Oliver comparte la «impotencia» de los Antics Blavets ante la situación y además considera que «la llegada de 45 autobuses a la vez a Inca provocará un caos circulatorio». También pide una solución y que «se recapacite para cambiar esto».

Resignación

Ses Salines es otro de los pueblos con afluencia en la marcha. El encargado de organizar la tradicional peregrinación, Colau Escales confirmó su enfado: «La gente está muy crispada porque es patrimonio cultural de Mallorca». El organizador de la cita lamentó que ellos no no puedan hacer nada para revertir la situación ya que «todo depende del Consell». Sin embargo, deja un resquicio al optimismo y asegura «tengo la sensación que el nuevo Consell dará un empujón para que se pueda terminar realizando como siempre», concluyó.

Pere Estelrich, es parte de la organización de la expedición de Cala Figuera, en Santanyí. Estelrich aseguró que no les parece una medida acertada. «No molestamos a nadie y siempre vamos por el arcén», comentó al referirse a las medidas de seguridad que exige la Administración. Estelrich comentó que «es una manera de hacer pueblo y que no se debe de quitar tan fácilmente» y señala que la decisión «seguro bajará el número de participantes».

En Vilafranca, las críticas versan en el mismo sentido. La decepción ha invadido a las decenas de participantes que inician la caminata desde la Vila y como cuenta Pep Sansó «estamos muy sorprendidos con la decisión final». Sansó se muestra resignado aunque catalogó la decisión como «una lástima». Joan Gibert organizador de Petra también se suma a las quejas y cree que se han hecho «una mala jugada».

Un grito unánime que no parece vaya a tener vuelta atrás. Queda por ver si una tradición tan arraigada como la Marcha a Lluc a Peu tendrá la buena acogida de siempre o el cambio obligado provocará la renuncia de muchas personas que deberán desplazarse a Inca si quieren participar de esta histórica ruta.