Miles de personas recorrieron los diferentes stands de la feria. | Francisco Ubilla

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Esporles volvió a endulzar sus calles en la 17ª edición de la Fira Dolça, una muestra temática que contó con la participación de más de 30 hornos, pastelerías y empresas de repostería de toda la Isla.

El buen tiempo acompañó en una feria que, año tras año, congrega a miles de visitantes. Como comentó el regidor de Promoció Econòmica, Jaume Terrassa, en esta edición contó con gran participación pero «sin la masificación que se había dado otras veces». Las diferentes paradas repletas de doblegats, mantecados, tartas o bunyols hicieron las delicias de los visitantes más golosos y se combinaron con actividades de showcookings y demostraciones de cocina como las de Juan Antonio Fernández Vila o los panellets y cocas de turrón de Pep Trias.

Si bien la repostería es la gran protagonista, la artesanía y los productos locales tampoco faltaron a la cita. Así, la Fira Dolça congregó más de 170 paradas en las que además de los dulces compartieron protagonismo la artesanía y los productos locales de todo tipo. La música e incluso la poesía amenizaron la jornada en la que no faltaron, como cada año, el ball de bot o la exhibición de trabajos de la Trobada de brodadores, randeres i floreres en la calle Joan Riutort.

De esta manera las actividades lúdicas y culturales se fueron sucediendo durante toda la mañana con la actuación ya por la tarde de los Castellers de Mallorca. Los más pequeños también tuvieron su espacio en el aparcamiento de Canonge Garau con talleres infantiles y la actuación de Maria Bimbolles. Lo que fue una dulce y soleada jornada para toda la familia.