Imagen de varios amarres en el Port de Pollença. | Juanjo Roig

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Conseguir amarre base en Port de Pollença se ha convertido en toda una odisea. Aunque el Port cuenta con un total de 505 puestos de amarre, no son suficientes. De hecho, la lista de espera asciende a los 894 usuarios, casi el doble que los amarres existentes. Asimismo, el que encabeza la lista pidió la plaza en 2004. Es decir, hay ciudadanos que llevan más de 20 años esperando para tener un amarre fijo en Pollença y todavía no lo han conseguido debido a la alta demanda de estas instalaciones portuarias.

Mientras tanto, los usuarios que no consiguen amarre tienen la opción de llevar la embarcación a otro puerto; de fondear en medio de la bahía o bien de custodiar la embarcación en tierra y lanzarla con un remolque por la rampa de varada cada vez que desee salir.

Es por esta falta de amarres libres que, sobre todo durante los meses de verano, la bahía está estibada de embarcaciones fondeadas con los conocidos ‘muertos’ (piedras de grandes dimensiones que se tiran en el fondo del mar para fondear). La regulación para el fondeo de este estilo es casi nula, ya que mientras no afecte a la posidonia todas las embarcaciones que quieran y que consideren que tienen espacio pueden echar el ancla al mar y permanecer fondeados durante el tiempo que deseen.

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Fondeos ilegales

Aún así, el GOB ha denunciado en distintas ocasiones que esas decenas de fondeos en el Puerto de Pollença tienen un impacto negativo en la pradera de ‘Cymodocea nodosa’, una planta fanerógama parienta de la posidonia. En ese sentido, la entidad ecologista se muestra tajante y considera que se deben eliminar todos los puntos de fondeo.

Aún así, la visión del Govern es muy diferente a la del GOB, ya que el Plan General de Ports de les Illes Balears (Ports IB), prevé regular estos fondeos a través de dos campos de boyas ecológicas. Según se indica en el proyecto, la intención del Govern es dar cabida a 168 embarcaciones —la mayoría de entre 8 12 metros de eslora— y que podrán amarrarse a las boyas, previamente instaladas. Se trata de una actuación para «satisfacer la demanda existente», según Ports IB.

Estos dos campos de boyas se situarán uno en frente de las actuales instalaciones portuarias y, el otro la izquierda de estas, justo delante de la playa d’Albercuix.En realidad, esas 168 ‘nuevas’ plazas no darían respuesta a la demanda, ya que se trata de un espacio que actualmente ya está ocupado y únicamente se propone su reordenación.

Eso sí, el Govern inició en noviembre un proceso de adjudicación de un total de 160 plazas de amarre en muelle, que han quedado vacías a lo largo de los años. Ello supondrá que 160 solicitantes que están ahora en lista de espera puedan acceder a un amarre. El proceso de adjudicación no va por registro de entrada, sino que depende de la eslora del barco. La mayoría de plazas que se adjudican ahora son para barcos de entre cuatro y cinco metros de eslora.