Escuela de verano de Marineland. | Jaume Morey

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Una semana junto a animales raros y exóticos es el sueño de cualquier niño. Un grupo de 27 de ellos con edades comprendidas entre los 3 y los 12 años de edad han disfrutado estos días en Calvià de la escuela de verano del parque marino Marineland.

El curso, de una semana de duración, permite a los pequeños visitar cada día un área diferente. Los lunes, reptiles; los martes, aves tropicales... El miércoles, día en el que se llevó a cabo este reportaje, tocaba la que, según Elena Prieto, directora de la escuela, es «la atracción estrella» para estos pequeños zoólogos: los mamíferos acuáticos.

Prieto no pierde la sonrisa durante toda la jornada. Licenciada en magisterio, la monitora afirma: «Tengo el mejor trabajo del mundo. Adoro a los animales y todavía más los niños, así que imagínate», antes de añadir que el curso está abierto a todos los niños. «Hemos tenido chavales con TDH, Asperger, Síndrome de Down y no hemos tenido nunca ningún tipo de problema; al contrario, se adaptan perfectamente. Aquí todo el mundo está invitado». Cada día, además de visitar a los animales, los pequeños elaboran una manualidad relacionada con el protagonista de la jornada.

Después del pasatiempo matutino, los niños se calzan las sandalias impermeables para no patinar y se dirigen hasta la piscina principal, la misma en la que los delfines realizan las exhibiciones acrobáticas. Allí, forman en fila india a lo largo de una isleta en medio de las dos alas de la piscina. Alexandra, una de las adiestradoras de los cetáceos, explica a unos boquiabiertos chiquillos un sinfín de curiosidades como la diferencia entre un delfín macho y una hembra (las manchas genitales del torso), cómo se llama el agujero que tienen estos animales en la cabeza (espiráculo) o por qué las colas de los mamíferos marinos realiza movimientos verticales, a diferencia de los peces, que los ejecutan de manera horizontal.