Fotografía facilitada por la Guardia Civil que muestra al mono escondido en una maleta procedente de Guinea Ecuatorial. El 'bushmeat' o consumo de carne descontrolada, proveniente de animales silvestres, implica serios riesgos de salud pública. | Efe

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Un particular hallazgo producido recientemente en el aeropuerto de Barajas ha encendido las alarmas alimentarias y sanitarias por un fenómeno que se da más frecuentemente en algunos lugares del mundo, pero que no se había reportado dentro de nuestras fronteras, hasta ahora.

Se trata del 'bushmeat', o simplemente, el consumo de carne de animales silvestres, algunos de ellos protegidos y exóticos en ojos occidentales, como monos, tucanes o armadillos que, sin supervisión sanitaria ni medidas higiénicas, entran en un país para consumo de aquel que lo introduce y normalmente sus familiares. Como si se tratara, salvando las distancias, de una ensaïmada o un jamón.

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En este caso, agentes del Seprona y del servicio de aduanas de la Benemérita hallaron en una maleta procedente de Guinea Ecuatorial un mono y dos pangolines, todos ellos sin las visceras, pelo y escamas, listos así para su teórico consumo.

Los expertos en salud pública advierten que este tipo de carne puede estar afectada por múltiples agentes portadores de enfermedades tropicales graves, que podrían pasar a los humanos a través de su consumo, al haber sido sacrificados y transportados sin las necesarias medidas profilácticas.

Hay que considerar que, aunque en zonas remotas este tipo de alimentación sea la habitual, algunos en el primer mundo la adquieren como una delicatessen, caso por ejemplo de los pangolines, seriamente amenazados por la caza indiscriminada y la destrucción de su hábitat, y por la cotización de su carne en el mercado negro.