El pequeño cebrallo Taylor. | Julián Aguirre

TW
1

Desde pequeño, el empresario mallorquín Sebastián Rubí, nacido en el pueblo de Petra, siempre tuvo la ilusión de tener una gran finca, poder disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza y tener distintas especies de animales.

Durante toda su vida profesional fue construyendo su particular paraíso y, en la actualidad, ya retirado profesionalmente –aunque pendiente de los pasos que siguen sus hijos en los negocios familiares– acude casi a diario a su posessió, en Montuïri.

Un lugar, Son Sastre, donde se respira naturaleza y tranquilidad, y donde hace poco más de dos meses nació un cebrallo, el segundo. Se trata de un ejemplar que se produce por el cruce entre una cebra macho y una yegua. De hecho, esta pareja ya tuvo otro cebrallo hace cuatro años, muy parecido a éste que se llamó ‘Franquesa’, como el agroturismo, del que es socio Sebastián Rubí. En esta ocasión, el pequeño cebrallo, que ya se ha ganado el cariño de todos los habitantes de Son Sastre, se llamará Taylor, «que es sastre en inglés», comenta Rubí.

Noticias relacionadas

Una cebra, un asno y dos yeguas

‘Taylor’ es hermano de otro cebrallo y hermanastro de un cebrasno. Y, es que su padre, la cebra macho llamado ‘Paquirri’, nombre que le puso un amigo torero de Sebastián Rubí, cuenta con tres hembras dentro de las cuadras, un asno y dos yeguas. Con el asno hembra, hace ocho años, tuvo el cebrasno, a quien llamaron ‘Alpín’, en honor a los hoteles Pins de Alcúdia.

Nuestra pequeña protagonista, ‘Taylor’, no se separa en ningún momento de la madre, una preciosa yegua llamada ‘Julia’, de más de 20 años, color blanco con manchas oscuras y uno ojo azul y el otro marrón.

Por otro lado, otro descubrimiento durante estos días fue el pequeño moflón que se encontraron junto a su madre, que había fallecido, y que cada día es alimentado con leche en un biberón, aunque ya comienza a corretear solo por la montaña, feliz junto a otros animales. Son unas 70 hectáreas de libertad para distintas especies de animales y un pequeño paraíso para el empresario Sebastián Rubí.