Algunos atletas del gimnasio de calistenia del Rafal Vell, JAP Calisthenics. | Pere Bergas

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Un circuito completo de barras, una dieta equilibrada y un alto grado de disciplina es todo lo que necesitan los practicantes de calistenia para estar en plena forma. Durante los últimos años, esta modalidad deportiva, que utiliza el propio peso corporal para desarrollar las capacidades físicas básicas –fuerza, resistencia, flexibilidad y velocidad–, ha cogido un gran impulso en la Isla.

«En un gimnasio tradicional se suelen entrenar los músculos de forma aislada. En la calistenia se implican grandes grupos musculares, es un trabajo global», explica Jhonnatan Aristizabal, propietario de JAP Calisthenics, uno de los pocos gimnasios de la Isla dedicados de forma íntegra a esta disciplina. «Aquí trabajamos todos los aspectos de la calistenia en su justa medida, por lo que los atletas, además de mejorar su fuerza y su forma física, logran un bienestar general. Se trata de un entreno saludable».

Buena parte del entrenamiento está enfocado en la mejora de la conciencia corporal, la flexibilidad y la movilidad; se amplían los rangos articulares y, por ende, los ejercicios son más eficientes y se disminuye el riesgo de lesión. Aristizabal abrió su gimnasio en 2020, pero antes entrenaba en los parques públicos, construidos durante la última década.

Palma, Discreto, Calistenia

La pandemia ha impulsado el crecimiento de este deporte: unos persiguen un estilo de vida saludable y otros prefieren entrenar al aire libre. Los parques de calistenia más conocidos son los de Santa Ponça y Son Moix, donde cada día se reúnen decenas de aficionados, tanto locales como turistas que quieren seguir con su entrenamiento.

«Aprendo mucho de los que entrenan aquí. Estoy en ERTE desde hace más de un año; te sientes mucho mejor ejercitándote que llevando una vida sedentaria», señala Jaime Fernández, de 51 años, que entrena en Son Moix. En Santa Ponça se ejercita Cristian López, quien cambió el gimnasio por el espacio público: «En el gimnasio necesitaba mucho más tiempo y entrenar al aire libre, sin horarios ni aparatos, marca la diferencia».