Charly es una persona respetada por los gitanos. | Click

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Carlos Oscar Cortés Radó, a quien llaman Charly, gitano, de 52 años de edad, padre de 4 hijos, abuelo de 14 nietos e hijo del Tío Kiko, es el presidente de Gaocaló (pueblo gitano) y presidente de la Federación de Entidades Gitanas de Balears, integrada por Gaocaló, Romicali, Ancianos gitanos y Jóvenes gitanos, que aglutina a más de 2.500 personas de esa raza.

¡Oído a lo que dice!

Antes de entrar en detalles, Charly nos dice que es persona muy respetada entre los gitanos, «primero, por ser hijo de quien soy, y segundo, por lo defensor que soy de la causa gitana, por los problemas que resuelvo a mi gente y porque todos creen en el proyecto:  unificar a todos. Que todos seamos uno».

Dicho lo cual, Charly dice que siendo los que son, que son muchos, y más que se sumarán a ellos a nada que esta semana lleguen a un acuerdo de colaboración con otra asociación, con sede en Palma, «no entiendo como los políticos nos tienen tan abandonados... Vamos, que no contamos para ellos. ¡Pero para nada, eh! Pues bien, no es ninguna amenaza, ni advertencia, pero el político que nos ayude a que se nos considere como ciudadanos normales, le corresponderemos con nuestra ayuda, que en forma de voto, al ser, como digo, de muchos, tendrá su peso. Quiero decir que valdrá mucho en las próximas elecciones, porque no solo somos cada vez más, sino que vamos a aumentar el número, por lo cual nuestro voto puede decidir. ¿Qué qué pedimos a cambio? Que se nos tenga en consideración –dice–. Que si en las obras del Ajuntament, Govern y Consell vemos que están trabajando musulmanes y subsaharianos, consideramos que nosotros también hemos de poder trabajar en ellas, cosa que ahora no pasa. Y trabajar en las mismas condiciones que todos, eh. Como también nos gustaría que aceptaran social y laboralmente a la mujer gitana con los mismos derechos y obligaciones que las demás, de lo contrario seguiremos considerados unos marginados. Eso por una parte. La otra tiene que ver con el poblado de Son Banya. Si quieren    desmantelarlo, como se está pretendiendo, aunque sin resultado, que antes faciliten una vivienda a los que viven en él, como se las facilitan a otros no españoles. Si no hacen eso, se irán de Son Banya a la fuerza, pero volverán, ya que    no se puede echar de un sitio a familias sin tener unas casas donde alojarlas».

Por último, y de momento, Charly pide la remodelación de Son Gotleu, «sobre todo que arreglen las fachadas de las casas, que también arreglen y desinfecten las calles y rieguen las plazas, y que dada la incontrolada circulación que hay, que coloquen badenes, sobre todo en zonas próximas a los colegios, porque de lo contrario, el día menos pensado habrá un accidente... ¿Y luego, qué? ¡Ah! –apostilla– y que solucionen de una vez el problema de las aguas sucias… De verdad que no pedimos nada que no hayan hecho en otras zonas, como Pere Garau, Nuredduna o General Ricardo Ortega.    O como están haciendo ahora en el Parc de la Mar».

Charly insiste en que no es una amenaza, sino   una realidad, en el sentido de que el colectivo gitano no solo ha crecido en cuanto a número, sino que, además,    sigue creciendo.    «Y ese ha sido el primer paso que damos: recordar a los políticos que aquí    estamos dispuestos a luchar por nuestros derechos. Que no pedimos nada del otro mundo. Sino que pedimos reconocimiento, igualdad, trabajo y vivienda. Y que no se nos siga marginando como hasta ahora». Pues más claro, agua.