Viviana Bellini, directora de El Arka de Vivi, pone el foco en el problema que se origina al no querer perros en ciertas comunidades de vecinos.

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Viviana Bellini es, aparte de una vieja amiga nuestra, la fundadora y directora de El Arka de Vivi, un refugio donde acogen a peludines abandonados, que se convierte en una guardería cuando sus amos se van de viaje, o se enfrentan a cualquier circunstancia que les obliga a tener que desprenderse de ellos temporalmente.

Pues bien, Viviana nos llama para contarnos lo que viene sucediendo de un tiempo a esta parte, y que tiene como protagonistas los alquileres de las viviendas y los perros, un problema –dice– al que alguien tendría que darle una solución.

«Y es que –nos dice sin poder ocultar su preocupación–, a lo largo de lo que llevamos de año, y antes puede que también, pero no con la frecuencia de ahora, nos hemos encontrado con más de quince familias que han recurrido a nuestra asociación, y no porque se vayan de viaje para que les guardemos sus mascotas, sino debido a que deben mudarse forzosamente de la vivienda que tienen alquilada a causa de que sus perros ladran. Sí, de un tiempo a esta parte lo venimos detectando a través de lo que nos cuentan esas personas que recurren a nosotros para que nos quedemos temporalmente con su perro, debido a que el dueño de la casa no quiere perros en ella, o porque la inmobiliaria no quiere alquilarla a inquilinos con perro. También nos lo han dicho personas, dueñas de una mascota, a quien el propietario de la vivienda, o la comunidad de vecinos, o la inmobiliaria a la que han acudido, no les ha querido renovar el contrato por tenerla, excusándose en que ladran, lo cual molesta a los vecinos, o, si no, porque rompen algo de la casa o de la comunidad. Es más, ya, en muchas viviendas, se advierte a través de carteles que ‘Mascotas, no’».

¿Darlos en adopción?

Vivi, al recibir temporalmente a estos nuevos inquilinos, «enseguida noto que muchos de ellos vienen ansiosos, estresados, inquietos, por el cambio tan repentino que están teniendo sus vidas… ¡Pues qué se yo…! Una mamá con dos niñas vino a dejar temporalmente a su perrita aquí, en lo que encuentran un alquiler de acuerdo a sus ingresos… ¿Y qué pasa? Pues que la perrita, que ya es abuelita, y encima está bastante sorda, al no tener a sus amitas cerca, se estresa y no para de ladrar…    Pero lo peor no es eso. Lo peor es que muchos, al no encontrar una casa en la que les permitan tenerlo, los tendrán que dar en adopción, lo que significa, primero, tener que desprenderse de un animal al que consideran uno más de la familia, y segundo, buscarle otra familia, o alguien que se adapte a él, lo cual no siempre es fácil. La prueba es que si en 2022 dimos en adopción 134 peluditos, en 2023 solo nos han pedido cuatro, lo cual lo dice todo. Y aparte de que los que buscan adoptar un perro suelen pedirnos cachorritos, y los perros que nos traen… Me refiero a los de ahora, perros, a cuyos dueños nos les han querido renovar el contrato, o no han encontrado una casa que se la alquilen con perro, que como suelen ser adultos, o abuelitos, al darlos en adopción, tarde o temprano nos los devuelven».

Se admiten sugerencias

Viviana está de acuerdo con que haya fincas en que no se admitan mascotas, «pero alguna medida se tendrá que tomar al respecto, ¿no? No sé… Tal vez incrementar el precio del alquiler con una pequeña cuota por las molestias que ocasione la mascota, o un depósito por si rompe algo… Ya digo, respeto la opinión de los propietarios de los pisos… Pero se ha comprobado que a veces causa más molestias el sonido de la tele del vecino que el ladrido del perro del otro… O puede darse el caso de que el dueño de la casa no te la quiere alquilar porque tienes mascota y luego resulta que, mientras encuentran a otro inquilino sin perro, llegan unos okupas y se la okupan. Okupas, incluso, con perro… Lo cual es mucho peor que tenerla alquilada a una familia con mascota. Como también, luego, es mucho más difícil echar de casa a los okupas. Y encima, cuando los echas, tienes que hacer frente a los pagos de los destrozos que te han causado con la okupación».

Ante esta situación, y sin saber por qué camino tirar, Viviana pide ideas, sugerencias… «Porque seguro que alguna solución debe de haber por ahí…», dice, a la vez que nos facilita un email,    elarkatiavivi@gmail.com, «por si a alguien se le ocurre una idea … O qué se yo… Igual hay por ahí alguna inmobiliaria que alquile pisos que permitan mascotas… No sé… Porque haber, algo habrá!».

Mientras tanto, y en lo que los dueños buscan una casa que lo admita, y que puedan afrontar el precio del alquiler, ¿qué hace el perro en El Arka de Vivi? «Pues lo que otros perros que están aquí, comen, disfrutan de la naturaleza, socializan con los otros perros, los aseamos… Y si los dueños tienen tiempo, vienen a pasar unas horas con ellos, a los que pasean». Pues es lo que hay.