Con una colección de 47.200 llaveros, Josep Andreu Amorós se hizo con el récord Guinness. | P. Pellicer

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Conseguir un récord Guinness lleva consigo una serie de gestiones y trámites que valen la pena si se alcanza. Para ello, la parte que propone esa iniciativa debe contactar con la organización, Guinness World Records, a través de su página web (www.guinnessworldrecords.es), donde se habilita un formulario de contacto con el que iniciar el proceso, que puede comenzar con unos tres meses -doce semanas- de espera mínima, periodo en el que se revisa la documentación y se coteja que no existan otras propuestas similares de manera paralela. En ese caso, se contemplan por orden de llegada.

Las propuestas de récords nuevos o no seleccionados de la lista de existente llevan consigo el pago de una tarifa testimonial y no cancelable de cinco euros, más IVA. La web ofrece visualizar las listas de registros, y una vez que se acepta la proposición por parte del solicitante, se envían las reglas y la Guía de Evidencia para poder llevar a cabo el proceso así como reclama Guinness World Records.

Eso sí, se tienen que cumplir una serie de premisas para ser homologable, como ser medible, estandarizable, es decir, que se pueda llevar a cabo en cualquier lugar del mundo; debe ser verificable, ofrecer la posibilidad de ser superado y universal, o lo que es lo mismo, ser algo conocido en todo el mundo.

Guinness World Record no concede premios económicos, pero sí un certificado oficial. Para obtenerlo y pasar a formar parte de esa selecta lista y del preciado Libro de los Récords que publican anualmente, se deben aceptar, contrastar y validar las evidencias enviadas, dando especial relevancia a la presencia de autoridades o un notario que pueda dar fe del registro alcanzado y cuya homologación que pretende obtener para formar parte de esta familia universal.