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La desoladora imagen del Mediterráneo en llamas, en un verano infernal, con decenas ya de muertos y un impacto medioambiental tremendo, debería poner en máxima alerta a las autoridades de la Isla. La prevención de los incendios forestales, que hasta la fecha está funcionando de forma satisfactoria en Mallorca, tiene que convertirse en una prioridad porque las áreas forestales, sobre todo ahora que el cambio climático es cada vez más evidente, se convierten en un tesoro que debe ser salvaguardado.

La colaboración ciudadana es clave.

En este sentido, el papel de los organismos que luchan contra los incendios es muy importante, pero igualmente es clave la colaboración ciudadana. El incivismo se convierte, en muchas ocasiones, en desastres naturales. Una colilla arrojada o una quema ‘controlada’, que en período estival están prohibidas, han provocado históricamente terribles fuegos en Mallorca, por lo que es imprescindible que la ciudadanía tenga muy presente que cualquier acto imprudente puede saldarse con consecuencias fatales. La montaña está muy seca por la falta de lluvia y en algunos parajes se acumula basura, lo cual convierte esas zonas en potencialmente peligrosas. Un pequeño descuido puede desatar un infierno como el que viven estos días Grecia, Italia o Argelia.

Diez años del desastre de Estellencs.

De hecho, este miércoles se cumplieron diez años del catastrófico incendio de Estellencs y Andratx, uno de los peores que se recuerdan en la Serra de Tramuntana y cuyos efectos todavía son visibles en aquellas montañas. El fuego devoró unas 2.500 hectáreas muchas de ellas arboladas, principalmente de pinar y encinas y monte bajo. Bosques que quedaron heridos de muerte y que solo han podido ser recuperados en parte por una titánica tarea de reforestación de los expertos del Govern y de los técnicos forestales. Así pues, ahora que el Mediterráneo arde, es hora de extremar las precauciones.