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Quizá no sirva de nada. Pero el éxito de la manifestación contra la corrupción, el pasado sábado en Palma, demuestra que hay bastante gente que está harta y que no quiere seguir callada ante tanta desvergüenza. Las entrevistas concedidas estos días por Maria Antònia Munar demuestran hasta qué punto es necesaria la presión social. Los políticos nos dicen que si conspiraciones, que si esto pasa por todo Mentira. Lo nuestro es un record de desvergüenza sin parangón. Tenemos unos ochenta políticos, ex políticos, cargos, ex cargos, empresarios implicados en casos de corrupción. Como si en toda España hubiera unos 3.600 por casos de ámbito nacional. ¿Se lo pueden ustedes imaginar? No, seguro. Porque el país se hundiría, es sencillamente inimaginable. Pues bien, aquí no pasa nada, no hay reacción política. Sólo con la presión social podemos albergar alguna esperanza de regeneración. Me temo que no será suficiente, pero seguro que sin ella sería imposible.