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La Autoridad Portuaria de Baleares, de quien un juez dijo que no sufre de «corrupción» sino de «corrupción sistémica», que es lo primero pero a lo bestia, donde ni ese mismo juez pudo encontrar más que «una ínfima parte de los delitos realmente cometidos», debería ser preservada como un patrimonio colectivo. Como la Serra de Tramuntana o la Seu. Porque a entidades como la Autoridad Portuaria es a las que hay que agradecerles ser escuela para un tipo de empresas que Baleares exporta al mundo.

Por ejemplo, Servicios Técnicos Portuarios (STP), que ha creado todo un grupo empresarial. Gracias al puerto, esta empresa nos da una lección: se sabe qué cara tiene, pero nadie lograr aclararse sobre la propiedad camuflada en un complejo entramado de más de quince sociedades. Todo empezó el 25 de octubre de 2006, cuando Joan Verger , del Partido Popular, le adjudicaba una concesión administrativa del Puerto de Palma, para gestionar durante 13 años y medio una superficie de 55.000 metros cuadrados de explanada y 26.000 metros de agua, incluidos varios edificios. Por entonces se dijo que Joan Verger había tenido una relación previa con los directivos de STP. Da igual: el tiempo demostraría que STP no dependía de Verger sino de sus propias capacidades, de su profesionalidad.

Dos años después de la concesión original, la Autoridad Portuaria, ya en manos de la izquierda impoluta, sin concurso le amplía la superficie en otros 24.000 metros. Tan experta es nuestra empresa que en pocos años gana las concesiones de Marina Ibiza, Marina Port de Mallorca, Marina Palma, el Varadero Ibiza e incluso llega a Valencia. Quienes están al tanto del juicio contra Trapsa Yates, del grupo de Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual , comprenderá que no es fácil expandirse en este entorno porque la competitividad es extrema.

El ocho de enero de 2013, la Autoridad Portuaria concede un aplazamiento de los pagos a STP, lo cual normalmente debería suponer el fin de la concesión y la prohibición para volver a concursar. El 11 de marzo de 2017, la Autoridad Portuaria concede una extensión de la concesión de 2006 por 5,4 años más y, además, otra ampliación de la superficie de la concesión. Los que entienden de esto no terminan de explicarse cómo es posible. Ahí está el ‘know how’ de STP. Y el ‘know who’.

Servicios Técnicos Portuarios pidió en enero de 2020 a la Autoridad Portuaria de Baleares otra prórroga de la concesión, con otra ampliación de la superficie a gestionar. De manera que, con base en un concurso de 2006, que era por 13 años, nuestra sociedad llegaría hasta 2025, ampliando el espacio otra vez más. Y, lo último, la empresa anuncia que competirá por el espacio que inicialmente se iba a dar a Astilleros de Mallorca.

Todo esto es inusual porque la misma Autoridad Portuaria, al adjudicar la gestión de los amarres del puerto de Ibiza en 2015, lo hizo por dos años, con uno de prórroga; la del muelle de Poniente de Maó fue por dos años y otro de prórroga; la de la dársena de embarcaciones menores de La Savina por un año con otro de prórroga y así podría seguir incluyendo el Club Marítimo de Maó o Marina Botafoch de Ibiza.

Menos mal que esa destreza en el manejo de las relaciones con las administraciones ha sido reconocida por la mismísima ministra de Turismo, quien en su último viaje a Mallorca hizo un hueco para cursarle una visita que viene a ser un reconocimiento a esta maestría. Ustedes no son capaces de imaginar lo que hay que saber para ganar concursos en Palma. Hay que ser un artista; un genio. Y Maroto lo premia.

Como ven, es irrelevante preguntarse si STP sabe de mar, de barcos o de náutica: aquí la cuestión es que sabe ganar concursos, relacionarse con el poder público, rellenar impresos, sellos de goma, presentar copias compulsadas. ¿Se dan cuenta que para esta gente no hay ni derechas ni izquierdas? Es lo que tiene la profesionalidad. Concursal, se entiende. Esto es I+D, no esas chorradas que hacen los extranjeros en los laboratorios.

Creo que Baleares debería especializarse en la promoción mundial de la tecnología del concurso público. Deberíamos aplicarnos a esto ya mismo: preservar la Autoridad Portuaria como está. No en vano, a su frente, antes que un expresidente del Govern estuvo el presidente del Partido Popular, el secretario general del PSOE y el presidente de la Cámara de Comercio. Lo mejor para una institución ‘sistemática’.

Y, también, hay que promover estas empresas que siempre hablan, que siempre encuentran cómo nos hemos de entender. Porque siempre hay un punto de encuentro. Ese es el gran ‘know how’ balear. Y ‘know who’.