Se podría pensar que la realidad es mucho más peligrosa que la irrealidad, y en general es cierto. Por su habilidad para acechar emboscada tras cualquier recodo, y lanzarse de pronto con todo su peso sobre cualquier desprevenido, haciéndolo papilla y desparramando sus sesos. Se dice entonces que la realidad se impone, y ahí reside su peligrosidad. Pero la irrealidad, más confortable y dócil, también tiene sus peligros, que mucha gente, intelectuales y políticos, desdeña y minusvalora en su afán, precisamente, de que la realidad no les aplaste. Es más fácil mantener el orden y la estabilidad en la irrealidad, de cuya gestión se ocupa a diario el Gobierno y casi todos los Gobiernos (el catalán es tan experto que como primera medida se esfuerza por no existir), pero esa gestión expande aún más la irrealidad, la hace multitudinaria y muy densa, lo que provoca su paso del estado gaseoso al sólido, y del fantasmal al legislativo.
Peligros de la irrealidad
19/05/21 4:01
También en Opinión
- La ayuda del Imserso que desconocen los jubilados
- «Somos la provincia con mayor número de pruebas deportivas con ocupación de vía de toda España»
- «Mis 'inqui-okupas' me han amargado la vida y he perdido casi 50.000 euros, pero he conseguido echarlos»
- Muere un alemán de 21 años tras precipitarse en un hotel en Playa de Palma
- La Aemet amplía las alertas por lluvia en Mallorca
2 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Habrá que afrontarla educadamente, pidiendo que nos sujeten el cubata.
Habrá que afrontarla educadamente, pidiendo que nos sujeten el cubata.