M allorca es muy bonita, qué duda cabe. Y de eso vive. De la magnífica luz, el azul intenso de sus cielos, el calor más de la mitad del año, el mar cristalino y turquesa, doscientas playas y, al fondo, montañas imponentes, algunos pueblos –cada vez menos– pintorescos y una capital atractiva. Su único activo es su belleza, porque su única fuente de ingresos es el turismo. El turismo masivo de verano y playa. Por eso a muchos les chocan los proyectos para empezar a dejar atrás los ultracontaminantes combustibles fósiles y abrazar la tan cacareada sostenibilidad que nos meten en vena. Nos encanta la idea de no depender del exterior para tener energía eléctrica, pero no nos gusta el tinglado industrial que eso exige. Cientos de personas han puesto el grito en el cielo ante el parque fotovoltaico que AENA pretende instalar en Son Bonet porque «hace feo».
La isla bonita
Palma10/11/21 3:59
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