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Y seguimos aquí, en pleno Adviento, tiempo preparativo en el que avanzamos hacia la celebración de la Navidad. Si bien es cierto que en mi familia la llama del espíritu navideño está bien encendida cuando se acercan estas festividades, este año se puede decir que está al rojo vivo, ustedes ya me entienden... En mi familia queremos celebrarlo todo. Lo primero y lo más importante para la comunidad cristiana de la cual formo parte es el recuerdo del nacimiento de Jesús. Partiendo de la base de lo que realmente es la Navidad, para nosotros y para miles de personas más, se ha convertido en la ocasión idónea que nos lleva a valorar las cosas más importantes de la vida, como pueden ser la unión familiar, el amor, la amistad, la tolerancia, el respeto...

En estas fechas que ya se acercan, es bueno ser agradecido. Yo agradezco al cielo lo mucho que tengo, que no tiene nada que ver con el lujo de las riquezas materiales. Agradezco tener una familia maravillosa. Una gran mujer con la que compartir los momentos buenos y las dificultades de la vida. Unos hijos que son dos trozos de pan, con un corazón que no les cabe en el pecho. Un techo. Un trabajo. Un plato en la mesa. Una cama para descansar. Una manta para taparme. Me siento afortunado y me siento agradecido. Yo sé que son momentos complicados para mucha gente. Y también intuyo que todavía vendrán momentos mucho más complicados.

Ciertos medios sensacionalistas seguirán con su bombardeo diario de que todo está mal y que el mundo no tiene solución. A pesar de todo ese negativismo que en parte está instalado en la sociedad (solo en parte, porque hay millones de cosas positivas que nos rodean) tenemos que ser capaces de construir un búnker emocional para protegernos de todo ello. Y debemos de ser agradecidos con lo poco o mucho que tengamos. Estas próximas navidades, será un lujo poder estar todos juntos. Tendremos un recuerdo bonito para las personas que tuvieron un papel importante en nuestras vida. Nos daremos abrazos de oso y besitos de pingüino. Nos sentiremos en la mesa y reiremos a carcajadas. Villancicos, panderetas y zambombas. Cava y turrón. O lo que sea que tengamos para llevarnos a la boca. Y seremos agradecidos.