Vivir la guerra es una tragedia y revivirla cuando no has formado parte de ella solo puede ser un recordatorio de lo que no debemos fomentar. Por desgracia, la destrucción se muestra llena de realismo y horror en medios y redes sociales. Probablemente la mayoría de nosotros volvería a la vida despreocupada y superficial que reinaba en los años de bonanza en los que los bancos dejaban a chorro el dinero y la fiesta parecía que no iba a parar. Arrastramos una profunda crisis económica desde la COVID y, todavía no recuperados, esta guerra ha sido el remate de una sociedad muy tocada anímica y psicológicamente. Desconozco el remedio que tiene todo esto y me pregunto si la diplomacia o los miedos son solución o problema. ¿Qué sociedad y qué orden quedará después de todo esto? ¿qué frágil es el mundo y el sistema si un solo hombre puede ponerlos en vilo?
Ante la incertidumbre en Ucrania
Palma10/03/22 3:59
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