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No voy a entrar en el contenido del libro que se quería presentar en la UIB, pero sí que voy a defender la libertad de expresión para TODAS y TODOS. Hasta quiero creer que los colectivos que, a fuerza de gritos, se opusieron a tal libertad, aceptaron que, llegado el momento, los que no estén de acuerdo con un libro que apoye sus ideas, también podrán boicotear su acto. Los extremos se tocan. VOX justifica a un extremismo, y Podemos al otro; lo de Cuba y lo de Franco son lo mismo, pero ambos partidos los justifican. Y de ellos salen esos grupitos que se ven con libertad para dejar sin libertad al otro. Como respuesta a Podemos y al feminachismo que creó aquel feminismo que imita lo peor del machismo y que se parece más a una venganza que a un intento de hacer justicia, surgió VOX.

Y ahí les tenemos a ambos diciéndonos que solo ellos tienen toda la razón y que, por lo tanto, todo lo que no les confirme su pensamiento deber ser prohibido. Pero la UIB debería estar por encima de esos panfletismos y no caer, para caerle bien a los que más gritan –que, por cierto, entre los de su propia opción sexual no son ni mucho menos la mayoría–, en el error de censurar y prohibir un acto. Tanto la presión para prohibir la presentación de un libro como el hecho de que el rector de la UIB no permita el acto, me recuerda la vieja dictadura a la que esos grupos, y con toda la razón, tanto critican, porque recuerdo que entonces no les era permitida la misma libertad… que ahora ellos les niegan a los que no están de acuerdo con sus ideas. Es el problema de los extremismos: la irracionalidad y la incoherencia que les define.

¿Y si la cosa hubiera sido al revés? ¿Y si alguien hubiera querido boicotear un acto de los LGTB? Estoy seguro de que entonces los boicoteados/as llorarían como mártires maltratados y saldrían indignados en todos los medios del país, exigiendo justicia contra los ‘fascistas’ que no les habían permitido la libertad de expresión. Precisamente la UIB no tendría que caer en esa contradicción propia de personas que ha perdido los espejos sino ser un lugar de libertad en el que se pueda exponer cualquier idea para luego hacer posible el diálogo y el razonamiento que los extremistas boicotean.